miércoles, 21 de septiembre de 2011

¿EL FINAL DEL AMOR?

"¿Supongo que esto es el final, verdad, amor?" Y me lo preguntas entre volutas de oscuro deseo, que todavía se desprenden de nuestros cuerpos, acalorados, sudorosos y resbaladizos... Y asiento... Mientras recorro perezosamente las cenizas del amor, que se han pegado fuertemente a tu piel de cariátide...

¿Cuántas veces me he perdido y encontrado en ti?¿Cuántas noches hemos perdido la cordura, y la fe, y la misma vida, entre sábanas de lino y algodón? ¿Recuerdas aquellos experimentos, con nata, chocolate, que muchas veces, directamente poníamos un mantel? Música... velas... incienso... hielo... fuego... bien... mal... Con todo hemos experimentado, probado, soñado... Pero al final, la monotonía, la tristeza, nos ha alcanzado...

Nuestros cuerpos ya se conocen tanto, que se funden, al amarnos... y me cuesta distinguir dónde terminas tú... Son tantos años juntos, tantos sueños, compar-tidos... sin embargo, hemos llegado al final, de todo, son tus ojos unos pozos sin fondo, en los que yo, por desgracia, no me reflejo... Y no tiene sentido seguir juntos más tiempo, es algo que los dos sabemos muy bien... Muerta la pasión, la ilusión y la esperanza, nuestros cuerpos no son más que cascarones vacíos, de los que hace tiempo desaparecieron las almas... Impulsados por la rutina, de vez en cuando nos refugiamos en la falsa pasión, en la falsa entrega, y en la falsa comunión de las almas... Pero es más por rutina, que por deseo... Por miedo a la soledad... A despertar en plena noche, y no tener más que los desiertos páramos de las sábanas, bajo la luna llena...

Es el síndrome del nido vacío... El de "más vale mal acompañado que solo"... La certeza de que, al escoger entre dos males, eliges el que menos daños te ocasiona... Y aguantas... y comulgas con ruedas de molino, como diría mi madre... y aceptas, una y otra vez, el inacabable chantaje de los sentimientos... pues la maldita soledad te aterra... Y te refugias en los mundos de tinta, y solo en ellos encuentras las fuerzas para seguir adelante, unos días más...

Y el silencio, culpable, se esparce a tu alrededor... convirtiendo mil preguntas sin respuesta... en una planicie helada, en la que afloran, de vez en cuando, sentimientos que se escapan a la mordaza que envuelve como zarcillos de niebla los gritos de tu alma...

NATALIA, EN EL ESPEJO...

Natalia es una mujer de éxito... Trabaja en una prestigiosa empresa de consultoría estratégica, y su especialidad son las fusiones y su impacto en la imagen corporativa... También interviene ocasionalmente como "head hunter", cazatalentos en español, pero solo en los casos de captación de altos directivos...

Con treinta y pocos años de edad, el ser una auténtica belleza le suele traer muchos problemas, puesto que en algunas negociaciones, los clientes están más pendientes de sus largas, larguísimas y bien torneadas piernas, o de sus hermosos pechos (al menos, eso dicen los entendidos en la materia), por lo que casi siempre viste con traje de chaqueta de estilo vagamente masculino, y con la holgura suficiente para que no interfiera en su trabajo... Los fines de semana, o aquellas noches en las que se queda en casa, los zapatos de tacón y demás complementos se quedan recogidos en el armario... y se pasa el tiempo en chándal, mirando la tele, o leyendo, con su gato Boris en el regazo... Incluso sus pijamas son más funcionales y cómodos que atractivos... menos cuando tiene invitados en casa, sobre todo si se quedan a dormir... en su habitación... lo que no sucede con mucha frecuencia, puesto que le molesta compartir su cama...

Durante los últimos cuatro años que lleva en la consultoría, Natalia ha trabajado mucho, en ocasiones, más de catorce horas diarias, sábados incluidos, para llegar precisamente al lugar en el que ahora se encuentra: le han propuesto el cargo de Vicepresidenta en el departamento de intermediación bancaria, y su primer reto es el de mejorar la imagen corporativa de una entidad, que se ha visto salpicada por el interminable "caso Gürtel"... Han pasado cuatro años desde su ingreso, y su ascenso ha sido lento, pero seguro...

Aunque por supuesto, ha tenido que renunciar a muchas cosas por el camino... Cuando entra en la oficina, es consciente de los comentarios que se realizan a su alrededor... Las mujeres hablan... y mucho... "¿Has visto el collar de perlas que le ha regalado su novio? Tiene que costar miles de euros.." "Mira... fíjate bien en su cuello... ¿Has visto el pequeño chupetón? Su chico es muy mimoso..." "La envidio: tiene la vida perfecta... Un buen puesto de trabajo... Una vida social intensa... Un novio muy detallista... ¿Recuerdas el ramo de flores que le mandó el mes pasado?" Y los hombres, bueno... se fijan en otras cosas... En su físico, apenas disimulado por algunas prendas... En su forma de vestir, correcta, elegante... Y, por supuesto, envidian a su novio... De alguna manera, el mismo hecho de que Natalia sea un coto vedado de caza, hace que la respeten más...

Y durante toda la interminable jornada, Natalia actúa correctamente, con "gran profesionalidad" y "con la cabeza muy fría"... Y sonríe... Y mira fijamente a los clientes y a los compañeros... Y les hace sentirse bien, importantes... Y al marcharse, saluda a los vigilantes de seguridad del edificio, a la señora de la limpieza, al portero... "Una mujer encantadora... Me alegro de que todo le vaya bien...", es el comentario que se escucha más veces, cuando ella pasa por delante de tantas personas que tienen la impresión de ser invisibles... Arranca su coche, un Smart último modelo, que ella escogió entre los modelos que le ofreció la empresa, y sale del parking cubierto... Tarda casi una hora en llegar a su casa, en un bloque de reciente construcción en la Alameda de Osuna... aparca en su plaza de garaje, y se mete en el ascensor... Y se mira en el espejo...

Y su cara se modifica ligeramente... En su reflejo, hay tristeza... mucha tristeza... Y soledad... Porque en la superficie de azogue, solo encuentra la verdad... Que no tiene novio, salvo que un gato, gordo, negro y vacilón, pueda considerarse como tal... Que es ella misma quien se envía flores al trabajo... Que el collar de perlas se lo ha pedido prestado a una amiga... Que el chupetón se lo hizo pellizcándose con fuerza en el cuello... Que nadie la acompañó en el viaje a San Sebastián... Que como sigan hablando de "una íntima cena de empresa", para que les presente a su "novio", igual tiene que pedirle un favor a su amigo José...

Porque Natalia está completamente sola... y lo sabe... Demasiado tiempo dedicado al trabajo, en sesiones maratonianas, siempre pendiente de los demás, de hacer lo que se espera de ella en lo profesional, tantas cenas suspendidas a última hora, tantos viajes... hicieron que la abandonara su último amor... Ni siquiera la esperó, una sombría nota sobre la almohada, "No puedo competir con tu trabajo... Adiós..." y de esto hace más de dos años... Y Natalia no se quiere arriesgar... a sentir... a querer a alguien... a necesitar besos y abrazos... a que la hieran otra vez...

En cuanto llega a casa, se quita los zapatos... en el dormitorio, se desviste, y se va al cuarto de baño... Desnuda ante el espejo, observa las curvas y rectas de su cuerpo... Su último ligue, un pintor argentino, siempre le decía: "Estás espléndida, vos...", y es cierto... Natalia es una mujer muy atractiva, triunfadora... Pero nota que le falta algo importante: una persona con la que compartir su tiempo... y tiene tanto miedo de amar otra vez... y de ser herida...

Y sola, y desnuda ante el espejo, que el vapor de la ducha va empañando lentamente, no le queda más remedio que reconocer lo evidente... Que no puede seguir así... Que ninguno de sus ligues ocasionales, que caza en los bares de solteros, le aportará lo que realmente necesita... Pero eso, es algo en lo que no quiere pensar, cuando entra en la ducha... y deja que el agua caliente se lleve, una vez más, las dudas, las tristezas, las soledades y, en definitiva, los problemas de una realidad sentimental inventada...

Por miedo a sufrir de nuevo...

Natalia, en el espejo... y su soledad...


PERSIGUIENDO A LA MUSA...

Tarde de domingo en Madrid... Extrañas músicas suenan en la radio, que de cualquier manera, solo me sirve para esconder el "run-rún" de mis propios pensamientos... circulares, por cierto... algo extraños y caóticos... Mil palabras que se aturullan antes de llegar a ninguna parte... El fantasma de la muela y el cóctel de antibióticos y Buscapina no ayuda demasiado...

Y sin embargo, me apetece escribir... algo, pero no cualquier cosa...

Argumentos de historias no escritas se dan cita en la punta de mis dedos, luchando fieramente por llegar hasta la negra superficie, protectora y profética, del teclado... Aunque los voy desechando, uno detrás de otro... ninguno me convence... ni una historia de fantasmas... ni una carta de un padre... ni siquiera un poema... La jaqueca, entrañable compañera en la casa desierta, me sugiere ideas fragmentarias... Salvo que no estoy en casa... Solo, frente al teclado, con el canarito cavernicola y la rana a la derecha... y los pitufomonstruos acechando a Piolín a la izquierda... De momento, está siendo un día de mierda, digno colofón de un fin de semana, puesto que ya es martes...

Pasan las horas... demasiado lentas... y los minutos... se hacen eternos... sueño con volver a casa, comer algo, y dormir la siesta... pero sobre todo, descansar... Pensamientos inconexos vagan sobre el teclado, y ni siquiera la férrea voluntad me permite dominarlos... Admiro a los escritores que son capaces de sentarse ocho horas delante del teclado, y que consiguen producir algo coherente...

Hablando de coherencia... hoy he aprendido una buena lección: no te metas donde no te llaman... y no hables de aquello que no conoces... Porque al final, pagas el pato... y puedes hacer daño a personas queridas... Esta vez, me he salvado de la quema... solamente me han incinerado en efigie... aunque durante algunos días, traeré un amuleto de protección al trabajo... que el ambiente está un pelín cargado... Y de todas formas, me traeré un par de dientes de ajo...

¿Qué habrá sido de ella, durante estos días? Cuando volvió a casa, no me lo quiso decir... Pero la he notado muy cansada... Dice que ha sido un viaje de estudios, hasta la isla de Pascua, para calentarse en los fuegos del Edén... Me ha traído una estauita, que ahora adorna un rincón de la mesa... y una flor marchita, que llevaba detrás de la oreja...

Dice que en el retiro, estaban prohibidos los móviles, y que no había teléfono fijo... y por eso no me ha contado nada... aunque yo he notado muchísimo su ausencia... Me duele tantísimo la cabeza, que me cuesta mantener los ojos abiertos...

Por lo menos, ella, mi hermosa y esquiva musa, de larga melena negra y ojos profundos como una mina de carbón, ha vuelto... Ahora, tendré que ayudarla a deshacer la maleta... Y veremos qué cosas me ha traído, camufladas en el equipaje... Por supuesto, yo no comprendo como una criatura que vive y evoluciona en otra dimensión necesita ropa... puesto que las musas que conozco (y son unas cuantas, que me han dado por imposible) llevaban solamente unos vestidos de un material metálico de apariencia muy ligera, y tornasolados colores que cambiaban según su estado de ánimo... Por eso, me extraña mucho que la maleta sea tan pesada... O que haya podido traerla consigo desde el musódromo, un discreto aeropuerto privado cercano a Barajas...

Sin embargo, cuando la abro, lo comprendo... Está llena de arena de playa, "...de Anakena", me confirma en un susurro... mientras me da un beso en la mejilla... con olor a mar... Mi musa viajera, que me ha traído una maleta llena de arena de playa... para combatir mis ansias de mar...

QUE VEINTE AÑOS NO ES NADA...

Otra visión angelical... que rompió mis esquemas... No se me ocurre otra manera de recordarla...

Primeros días del verano, fiesta en el instituto, demasiadas ganas de divertirme, a su lado, de estar con ella, Eloísa, con mi segundo gran amor... que sin embargo, jamás fue otra cosa que una gran amiga, de aprovechar la tarde, el ambiente relajado, aquella extraña camaradería de la que disfrutas cuando lo peor ha pasado, y me refiero a la dichosa Selectividad, y de alguna manera, lo que estás celebrando es el final de una etapa... y el principio de otra...

Las actividades, pensadas sobre todo para los más pequeños, estaban basadas en multitud de juegos: coger una manzana con la boca, dentro de un barreño de agua... Sostener una cuchara con la boca, manteniendo en precario equilibrio una pelota de ping-pong mientras haces una pista de obstáculos... Coger una moneda con la boca dentro de un plato lleno de harina (que se cambiaba periódicamente), y una turbamulta de actividades, incluyendo derribar botes de cerveza a pelotazos, algo de malabarismos, juegos de habilidad... y todo ello, en medio de un desorden ordenado, que vigilaban atentamente los profesores...

Nunca he sido una persona especialmente sociable, y si había accedido a participar en tan magno acontecimiento, era precisamente por estar con ella varias horas... Por eso, me sentó tan mal cuando me dijo: "¿Te importa que lleve a mi prima de Málaga? Es una chica encantadora, y le apetecía mucho pasar unos días conmigo en Madrid..." En aquél momento, me sentí traicionado, y mi mayor preocupación era encontrar alguna manera de librarme de la "primita"... Por eso, busqué una cabina telefónica (en aquellos tiempos, y me refiero a 1988, los teléfonos móviles no existían prácticamente...) y llamé a uno de mis escasos amigos y compañeros de clase, para pedirle que se dejase caer por allí, y se encargase él de entretener a la primita... Como todos los planes perfectamente elaborados, salió al revés...

Porque, desde el primer momento, me quedé absolutamente subyugado por Anastasia, la prima de Eloísa, mi "amiga especial", de quien llevaba tantos años (secretamente) enamorado... aunque el enamoramiento es en mí prácticamente una opción vital... Quizás Anastasia no fuera realmente hermosa ( por desgracia, casi todas las fotos que conservo son posteriores a aquella tarde de verano) mas en su conjunto, desprendía lo más parecido a una aureola de inocencia que he visto en toda mi vida... Su pelo, rizado con media melena, enmarcaba perfectamente su cara de muñeca, de ojos profundos de color castaño claro, nariz pequeña, boca grande de hermosos labios... Llevaba un top oscuro, cuyo color no recuerdo, una minifalda vaquera, y sandalias...

Como en los dibujos animados, mi campo focal se estrechó muchísimo, hasta el punto de que durante el resto de la tarde y parte de la noche, solo la veía, y escuchaba, a ella... Su acento malagueño me hacía sonreír, y me sentía a gusto con ella... Pasamos juntos varias horas, durante las cuales Eloísa y Fidel se aburrieron mortalmente... y optaron por no hablarme durante varios días, quizás para expresar su desagrado... Pero a mí, sus reacciones o sentimientos me eran completamente indiferentes, puesto que era consciente de disponer de muy poco tiempo para conocer a Anastasia...

Casualidades del destino, nos hicimos amigos, con aquella única tarde de sábado en Madrid... Y nos hemos estado escribiendo durante muchos años... Sus cartas, muchas de ellas vagamente perfumadas por su colonia, con los puntos sobre las íes tan grandes que parecían una pequeña "o", su letra de niña buena, se convirtieron durante varios años en el principal motivo de mis escasas alegrías...

En dos o tres ocasiones viajé a Málaga, las dos primeras en casa de sus padres (Anastasia me dejó su habitación), y la última de ellas, en el piso que compartía con su novio y un precioso perro, creo que era un Husky siberiano... De aquellos tres viajes conservo recuerdos difusos... Los huevos estrellados con patatas fritas que preparaba su madre... Las mañanas, perezosas, tomando el sol en la playa con su amiga Marjolein... Noches en la Feria, por la calle Larios, tomando "pescaíto" y bebiendo vino fino... Lo mucho que le gustaba a las dos bailar sevillanas, incluso vistiendo top de fantasía, pirata blanco y chancletas... mientras yo, con mis dos pies izquierdos, las miraba desde la barra, ahogando las penas en zumo de piña... algunos besos juguetones en la comisura de los labios, de madrugada... Ángel, su novio de aquél entonces, que trabajaba en un bar, y nos invitó a varias copas...

No, realmente no estuve enamorado de ella... Quizás "fascinado" fuera la palabra más adecuada, para el día en que nos conocimos... Con el paso del tiempo y mis tres visitas, los dos cambiamos, y Anastasia perdió el encanto de la primera adolescencia, igual que yo... Su mayor herencia fue el presentarme a Belarmina, mi quinto amor... De ella sí que me enamoré... pero esa es otra historia...

Pero hoy, he leído su nombre en el periódico... y las arenas del tiempo se han deslizado hacia atrás... De repente, me han asaltado los recuerdos... y la he visto de nuevo, como aquella lejana y primera vez, con su cabello rubio refulgiendo con los rayos del sol poniente... Y he comprendido que veinte años no es nada, para aquellos recuerdos que se han quedado anclados en el corazón...

Y LA MUSA SE HIZO CARNE...

Sobre la cama, anhelante, ella me espera... es mi musa, de larga cabellera negra, hermosos y turgentes labios, ojos negros, y cuerpo de diosa (al menos, para mí es perfecta...) que ha llegado, de alguna manera, hasta aquí... cruzando la barrera entre los mundos... algo que yo jamás imaginé que fuera posible realizar... Pero ella, mi amada musa, lo ha conseguido... Y la imaginación se ha vuelto carne, y hueso, y pelo, y sangre...
Tanto tiempo juntos, tantas noches hablando de lo humano y de lo divino, que por suerte incluso en el Universo de las Musas tienen internet... Tantos sentimientos compartidos... Tantos anhelos, sobre todo, y deseos, y frustraciones, y tristezas... Tantas veces que he llorado en su regazo, porque los hombres también lloran, y el que diga lo contrario, me temo que está equivocado... Tantos amaneceres insomnes, hablándole de mi mujer ideal, de sus medidas, sus formas, sus curvas y sus rectas y, sobre todo, de cosas tan "extrañas" como el amor, la tristeza, y sobre todo, la soledad... Tanto comentarle hasta qué punto ella era la única mujer con la que me sentía realmente bien, satisfecho y en paz... que, de alguna manera, terminé enamorándome de ella, como ya os he ido contando en las otras entradas del blog...

Pero este enamoramiento, por desgracia, me ha costado caro... porque no existe mujer sobre la tierra, que se pueda comparar con la musa, nacida de la imaginación, del corazón, de un poeta... Sencillamente, es imposible, porque en tus lúcidos delirios, la estás dotando de todas aquellas cualidades que consideras esenciales en una mujer: que sea tierna, pero no blanda; que tenga carácter, puesto que estás harto de mosquitas muertas; que sea trabajadora, y madrugadora; que comprenda tus sentimientos sin necesidad de palabras; que responda con pasión a la pasión de tu mirada (que no es lo mismo que por compasión y sin mirarte a la cara); que termine tus frases; que adivine tus sentimientos; y, por encima de todo, que te ame al menos tanto como tú la amas a ella...

Si todo hubiera terminado aquí, con una simple declaración de intenciones, con un enamoramiento platónico e irrealizable, pero que al mismo tiempo se pueda escudar en la imposibilidad de realizarlo... Pero ella, mi amada musa, decidió complicar las cosas...

Puesto que también se enamoro de mí, no solamente de la parte pública, de la simple apariencia; ya sabes, periodista soñador recién entrado en cuarentena, con un gato negro y una mujer por mascotas, con demasiadas toneladas de desilusiones en las espaldas... Mi Musa ha sido capaz de ver mucho más, me ha acompañado por los senderos tenebrosos de mis mundos de tinta en las horas bajas.. Pero también entre las etéreas nubes durante los fugaces momentos de éxtasis y de felicidad...

Quizás era algo que tenía que pasar, lo repito... porque ella se enamoró de mí... de un simple mortal... Y ha escogido pasar una tarde conmigo... mas dentro de una envoltura de carne cálida, viva, acogedora y, sobre todo, inmensamente real... Os podréis imaginar mi sorpresa, cuando he llegado a casa, después del trabajo, ansiando darme una ducha, comer algo, y dormir la siesta con nuestro gato compartido... Y me la he encontrado tal y como la veis, en ropa interior, con su maravilloso cuerpo estirado lánguidamente sobre la cama... y una mirada y una sonrisa que dejaban escaso lugar para la duda...

Ha sido, para mí, un tremendo impacto, el encontrarme cara a cara y cuerpo a cuerpo con mi musa, puesto que la reconocí desde el primer momento... puesto que de todas formas, la había soñado yo... Incluso su voz era exactamente como yo la imaginaba, con una mezcla entre sensualidad y leve ronquera, que al pronunciar aquellas tres palabras me hizo estremecer hasta los sótanos del alma: "Ven... y bésame..."

Y yo le hice caso... Y me arrodillé a su lado, al pie de la cama... Y me acerqué a ella... Y acaricié levemente su sedoso cabello negro... Y, aprovechándome de que tenía los ojos cerrados, la besé... en la frente...

Sorprendida por el destino de mi único beso, abrió los ojos, y en ellos pude leer tantas cosas: tristeza, incredulidad, decepción, deseo, frustración... Y, girándose levemente para reclinar la barbilla sobre sus manos, lo que me permitió comprobar que su culo era el más hermoso que he visto jamás, dijo otras dos palabras: "¿Por qué?"... que de todas formas en su interior contenían implícitas otras muchas: ¿Por qué no me amas?... ¿por qué no me deseas?... ¿por qué no me quieres?¿Acaso no me encuentras hermosa?¿No soy como me habías imaginado?¿Porque eres feliz con tu vida?

Yo la deseaba, es cierto, por supuesto, más que a ninguna otra mujer sobre la Tierra, y era perfectamente consciente de que estaba a punto de tomar una decisión que me cambiaría muchos aspectos de mi vida... Puesto que sin una sola palabra, la arropé suavemente con la colcha, y me tumbé a su lado sobre la cama... y hablamos... y ella lloró... y yo lloré... hasta el gato, que se había recostado a su lado, lloró...

Pero tomé una decisión: le dije la verdad... Que se lo agradecía muchísimo, el que hubiera bajado hasta mi mundo, encarnándose en la mujer más hermosa y exquisita que había visto jamás... Que, por supuesto, la deseaba... y que me habría sentido inmensamente feliz de habernos amado, aquella tarde de martes... Pero que realmente, no era posible... Nunca lo había sido... porque ella era mi Musa, mi inspiración, mi sueño, mi amor imposible... y precisamente por eso, todo tendría que seguir como hasta ahora... ¡Dios, fue un momento muy amargo, una decisión super complicada! Y, sin embargo, la única posible: que siempre siguiera siendo un ideal amoroso, espiritual, la inspiración para mis mejores poemas, y para casi todas mis historias de amor...

Al menos, pasamos la tarde juntos... Me di una buena ducha, para quitarme de encima el olor del uniforme, y cambiarme de ropa... Cosa que hice en mi cuarto de baño, mientras ella, intrigada por las funciones de su nuevo cuerpo, se bañaba y se reía como una chiquilla por el cosquilleo de las burbujas en la bañera de agua caliente... Yo le había puesto un juego limpio de toallas, además de un cómodo chandal y una camiseta para ir a dar un paseo, y unas playeras de mi mujer...

Y mi Musa estaba guapísima con sus ropas prestadas, con la melena recogida en una cola de caballo... Teníamos muchas cosas que decirnos, que contarnos, y habría sido bastante estúpido el quedarnos toda la tarde en casa, cuando ella iba a disfrutar solamente de tres a diez de su cuerpo de humana... Una ligera llovizna nos garantizaba que no habría demasiada gente por las calles... Estaba tan feliz, caminando cogidos de la mano, que sonreía... sonreía tanto, que reflejaba y multiplicaba exponencialmente los rayos de sol, deslumbrando al mundo... El Parque del Capricho, abierto por ser festivo, La Almudena, me llamaba... y estuvimos paseando más de una hora, mientras el reloj corría en contra nuestra... Todo era nuevo para ella, porque las Musas son espíritus, no humanas: el sonido de las hojas en los árboles... los cadenciosos murmullos del viento... el olor a tierra mojada, a humus, y quizás también a muerte... Y los colores del otoño, en todo su esplendor...

Con algo de hambre, nos fuimos a merendar a una chocolatería del barrio... y se quemó un poco la lengua... se tuvo que beber del tirón un enorme vaso de agua... Luego entramos en la librería de mi amiga Milagros, donde estuvimos hablando de Literatura, de música, y de mil cosas...Terminamos la tarde en casa, viendo "Ghost", abrazados, en el sofá... y compartiendo el rollo de papel higiénico y bol de palomitas... Fue entonces cuando ella descubrió que no se podía reír comer palomitas a la vez... Al final, me atraganté yo también, nos entró la risa floja, justamente en uno de los momentos más emotivos de la película (cuando suena la canción, y Demi Moore está haciendo el jarrón de barro, y se acerca Patrick Swayze, ya sabéis, con "Unchained Melody" de fondo), por lo que tuvimos que ver de nuevo aquél trocito...

Y nos dieron las nueve y media de la noche... y seguíamos hablando sobre la película, sobre el amor, los poetas, las musas, los sueños... y sobre nosotros mismos... Y llegó el momento que, en el fondo, los dos temíamos: el de la despedida... Nos levantamos del sofá, nos dimos un fuerte abrazo... ella buscó mis labios... y yo los de ella... Y nos besamos, en silencio, por segunda vez, con los ojos abiertos... Y luego, con una última caricia, se desvaneció delante de mis ojos... Mi chandal nuevo se deshinchó entre mis manos... igual que la camiseta de los Templarios... Una bocanada de aire levemente perfumado (¿rosas, gardenias, almizcle?) fue lo único que me quedó de ella... Con el máximo cuidado, embolsé por separado todas aquellas prendas que ella había tocado, menos las zapatillas de mi mujer, y las guardé dentro del arcón del despacho...

Un cálido baño de agua bien caliente con espuma... Dos besos... Varios abrazos... Un romántico paseo por el Parque del Capricho... Merendar chocolate con churros... Y luego, compartir una maravillosa película romántica... Aquella fue la tarde que compartí con mi musa... Fue todo lo que pasó, ni más ni menos... Puesto que, no lo olvidemos, ella era, es y será... por siempre... mi Musa...

ELISABETTA... Y EL FINAL DEL SUEÑO...

La princesa y la rana... El príncipe y la corista... La bella y la bestia... Se diría que a todos los cuentistas les llaman poderosamente la atención el choque entre los extremos, como si el interés por la persona menos adecuada fuera precisamente lo más lógico, normal o atrayente... Por eso, nos gusta tanto Jessica Rabit, cuando dice "No es culpa mía si me han dibujado así..." o comprendemos tan bien que la chica más femenina de cualquier ocasión (clase, postgrado, universidad, gimnasio...) salga con el tío más bestia... o el de peor reputación... Lo vemos en las películas, lo escuchamos en las canciones... pero es algo que no te crees del todo... hasta que no te pasa a ti...

Siempre, desde que tengo uso de razón (o más bien, del corazón), he estado enamorado: de un ideal de belleza, de una imagen, de un espejismo, o llamalo como prefieras, de mujer... Siempre...Y quizás por mis antecedentes, y por el contraste que representaría, me ha gustado el papel de "protector"... lo que por otra parte siempre me ha parecido imposible, teniendo en cuenta mi envergadura y corpulencia (un metro setenta, y sesenta kilos por aquél entonces)... Por eso, yendo para "galán", me quedé encasillado en el papel de "amigo", cosa que por otra parte, no me importaba demasiado: más o menos como el apasionado por el caviar "Beluga"... que se tiene que conformar con las huevas de "Mujol"... Y, al mismo tiempo que crecía lentamente el número de chicas que me atraían que me consideraban su amigo... yo me sentía tremendamente solo...

Pero hoy me apetece hablaros de ella, puesto que lleva unos cuantos días rondando por mi memoria... bueno, sobre todo, su voz... Nos conocimos una vez terminada la universidad, en un curso de posgrado en periodismo, unas treinta personas, de las cuales veinte eran chicas, que iban desde lo "discretito" a lo "espectacular", pasando por todo el resto de la gama, y todos unidos por el deseo de aprender algo nuevo... si añadimos que dos de los chicos eran gays... era poco menos que el paraíso para los demás varones heterosexuales en busca de princesa, al menos según las leyes de la estadística...

No fui el único que se frotó mentalmente las manos, al darse cuenta de que "tocábamos" a dos hembras y media por cada varón... Y pasaron los meses... y todos (y todas) nos pusimos a jugar... Surgieron varias parejas, algunos romances pasajeros, amparados por la complicidad de las ondas y de los ensayos... Creo que todos nos mirábamos fijamente a los ojos, según las mujeres restantes iban haciendo su elección... Por aquél entonces yo era amigo de una auténtica princesa de ojos negros, larga melena, y risa dulce y cantarina, de quien no me enamoré porque ella tenía novio... y en el fondo, porque me parecía demasiado hermosa, y demasiado dulce, para ser real... Al final, asistí a su boda, y es una de las novias más hermosas que he visto nunca... También era amigo de una chica de Burgos, apasionada por Mike Oldfield... y por la literatura...

Y luego, estaba ella...

A su lado, me sentía bien, me gustaba su forma de ser, de vestir (esos vestiditos veraniegos...), su optimismo, su forma de mirar... Era como una Barbie, pero de verdad, con su media melena rubia un pelín oscura, su largo cuello de garza... Y su voz... con ese toque de angostura, que sacaba el máximo partido en cada una de sus risas... No sé, algo en ella, además de todas aquellas cosas, hacía que todos nosotros (menos los dos gays) orbitásemos a su alrededor como los restos de un cometa en los aledaños de un agujero negro... Se llamaba Elisabetta...

Y entre tanto carroñero, se escondía un super-depredador... No era precisamente Brad Pitt, el amigo Norberto... pero sin embargo, su creatividad, y su fuerte personalidad, eran más que suficientes... Durante varias semanas yo había ido estrechando el cerco, con mucha paciencia, en torno a Elisabetta, y procuraba que estuviéramos en los mismos equipos de trabajo, merendar algo juntos... Creo que el tener coche, y no importarme desviarme "algo" de mi ruta (en verdad, había casi tres cuartos de hora desde mi casa hasta la suya) se convirtió en un factor importante... Yo seguía empeñado en enamorarme de alguien a toda costa, en poner en funcionamiento mi corazón después del último batacazo... Y por eso, al enterarme de su próximo cumpleaños, le compré un oso de peluche que escondí en el maletero del coche, y la llevé, una noche más, a su casa...

Durante el camino, estuvimos hablando sobre el amor, los sentimientos... Y en su misma puerta, le dije que me había enamorado de ella, que pensaba que era una persona fascinante, y que gracias a ella "mi corazón había vuelto a latir...", lo que no dejaba de ser cierto, pues salí muy vapuleado de mi anterior relación... Y fue entonces cuando ella, Elisabetta, me dejó bastante maltrecho, con muy pocas palabras... "Mira... si yo fuera una chica racional, te diría que sí, que acepto tu amor, porque eres un chico fantástico... pero yo no soy una chica racional... y estoy enamorada de Norberto..." (que además tenía novia)... Nos despedimos a pie del coche, ella subió a su casa abrazando el peluche...

La noche siguiente, la volví a llevar a su casa... y un par de noches más... Hasta que declinó mi ofrecimiento... Terminó entonces una etapa de mi vida amorosa, un nuevo fracaso... que de todas formas no tardó en verse eclipsado por otros fracasos y decisiones erróneas en demasiados ámbitos... Y durante más de dieciséis años, Elisabetta ha permanecido allí, rondando en algún lugar de mi conciencia... Como el fantasma de antiguos sentimientos, o el símbolo de la pérdida de una parte de mi vida... La última vez que tuve noticias de ella, vivía en Londres...

Y esta tarde, al hablaros de ella, siento que de alguna manera entierro una línea entera de futuribles, en los que podría haber sido más feliz, sentirme más realizado como persona, y sobre todo, como profesional... porque no tiene sentido quejarse, y dejarse llevar... Aunque las tardes de niebla y frío, mientras paseo a solas por el parque, los zarcillos de la memoria me hablan de ella... de Elisabetta... y del final del sueño...

MOMENTOS EN LA NIEBLA...

Sábado 11 de diciembre de 2010... una densa capa de niebla cubre la ciudad, que despierta lentamente tras una larga, larguísima noche, de cenas de empresa, besos robados, muchas risas, algunas lágrimas... El fantasma de las navidades pasadas sigue haciendo de las suyas, salvo que esta vez, se camufla, se esconde, en el corazón de la niebla... Y mientras estoy conduciendo hacia el trabajo, con las ventanillas abiertas para recibir aunque sea algunas ráfagas de recuerdos, algunos de ellos auténticos, otros inventados y unos cuantos futuribles, tengo la impresión de no estar tan solo... Es cierto, ir en coche no es muy "glamouroso", la introspección habría sido mucho más profunda de encontrarme paseando por uno de mis lugares mágicos, el Parque del Capricho (Alameda de Osuna, Madrid, España...), pero de todas formas... percibo las sombras en la niebla... y me alcanzan los recuerdos...

1983, más o menos cuando los Dinosaurios caminaban sobre la Tierra fue uno de los años que, hasta el momento, recuerdo con más cariño... Y surgieron las sombras en la niebla, durante una estancia con compañeros del instituto Saint Exupéry... Creo que fue la primera ocasión en que mi hermana y yo salimos de casa de nuestros padres durante tantos días, para descubrir un Albergue dentro de un hermoso pueblo cántabro llamado Bárcena Mayor... "Mágico", es la palabra que mejor define aquella estancia... Y hubo momentos de niebla, durante una excursión hasta una ermita en la que pernoctamos, metidos hasta las cejas en los sacos de dormir... Pero, por primera vez en la vida, no tenía miedo ni de la niebla, de la soledad, de la tristeza... Y por eso, recuerdo aquella niebla, densa hasta el punto de no poder distinguir tu mano, con cariño...

Cae la niebla, en la costa de Irlanda... Paseo lentamente por la playa desierta, y solo estamos el mar, el sonido de las olas en la playa de guijarros, y yo... Solo, por no variar, aunque aquella mañana tenía demasiadas cosas en la cabeza... detalles sin importancia, como los planes para el futuro, lo que me gustaría ser "de mayor" (seguía en el instituto), con el acre sabor de un cigarrillo en la garganta... No hace frío, quizás lo llevo dentro... y recuerdo pocos momentos de soledad más absoluta que aquél rato, acunado por las olas...

París, siempre París... un viaje con toda la familia... Un pequeño hotelito, cerca de Montmartre, con unas escaleras tremendas, aunque mi abuelo por aquél entonces se encontraba en buena forma... Y nos sorprendió la niebla... La ciudad parece desierta, como una de aquellas venerables cortesanas que recurren a todo tipo de afeites y potingues para disimular el paso del tiempo... Seguimos caminando, todos juntos, mamá, papá, mi hermana, el abuelo, y yo... Descubriendo los puestos de los vendedores de libros a la orilla del Sena, y la impresionante silueta de la Tour Eiffel... Todavía me persigue el sabor de las crêpes con chocolate...

1989... Han pasado unos cuantos años desde el regreso de Bárcena Mayor, cuando me decido a emprender una marcha en solitario desde Cabezón de la Sal hasta el pequeño y maravilloso pueblo... El trayecto a Santander en tren es tan largo como yo recordaba... Solamente llevo una mochila de alta montaña, el saco, la esterilla, la cantimplora y varios libros de lectura, algo de ropa... y tres cosas fundamentales: un buen mapa del Ejército, una brújula, y una linterna... Y, como no puede ser de otra manera... me sorprende la niebla en medio de ninguna parte, al final de la etapa... y me refugio en la vieja ermita para dormir...

1994... Marcha de alta montaña con el Club Iberia, en el Pirineo Aragonés... La lluvia, el mal tiempo, nos impiden coronar la segunda cima, que dejaremos para otra expedición... Largo, larguísimo tramo, descendiendo por los canchales, acompañado por el sonido de las pequeñas piedras que se desprenden ladera abajo... el silencio se rompe de vez en cuando por la voz de otros montañeros... Por lo menos, hemos visto el Aneto, y subido otra impresionante cima... Termino la etapa conduciendo hasta Logroño, en medio de una tremenda niebla... que parece no tener fin...

Mañana del mes de agosto... Una densa niebla lo cubre todo: las tiendas de campaña, el acantilado, el cámping con todas sus instalaciones... Es tan densa, que incluso borra el sonido del mar... y no se escuchan los roncos lamentos de las olas sobre las piedras de la cala... Esquivas siluetas se mueven de manera furtiva... Sentado en la puerta de la tienda, acaricio al gato, pensando en el paso (y el peso) del tiempo...

Mañana de diciembre... cuando se esfuma el mundo... y renacen los recuerdos...

UN BESO EN EL CORAZÓN DEL BOSQUE

¿Recuerdas aquél momento, en el bosque, cuando nuestras sombras se besaron por primera vez? Fue algo etéreo, fugaz, inconsistente e inconsciente a la vez... Y, sin embargo, poco después, a nuestras sombras siguieron... nuestros cuerpos... y el beso se hizo carne...

No sé... igual no ha sido una buena idea el participar en aquella excursión, pero a estas alturas de nuestra vida, quizás tampoco teníamos demasiada alternativa... "Amores tardíos", creo que los llaman... y de alguna manera, tienen razón... Porque el nuestro ha tardado más de 20 años en materializarse...

Me enamoré de ti desde el primer momento en que nuestras miradas se cruzaron, en el patio del colegio... Eras tan hermosa, que hasta el mismo sol tenía envidia, mientras iluminaba tu corta y rubia melena rizada... y en tus ojos, refulgía un millón y medio de estrellas ¡como poco! No sé, tal vez yo necesitaba enamorarme, algo que me ha sucedido durante toda la vida, y por eso te escogí precisamente a ti, entre las posibles candidatas... Y te adoré... en silencio... durante mucho tiempo... ¿Cómo ibas a fijarte tú, una auténtica Diosa vikinga, en mí, un chaval flacucho, pálido, y tímido hasta decir "basta"? ¿Y cómo iba yo a atreverme a dirigirte la palabra, incluso en los escasos momentos de intimidad que teníamos en la fila del comedor? La de veces que quise, durante aquél primer año, hablar contigo en "territorio neutral", es decir, la Biblioteca...

Amor a distancia, no se me ocurre otra manera de explicarlo... que se prolongó durante más de diez años... El mismo tiempo que tardaste en convertirte en una hermosa adolescente, cuya simple visión me dejaba sin habla... y difícilmente se puede conseguir enamorar a alguien, o acercarte a ella, si enseguida te pones rojo como la grana... Siempre con tu nombre en los labios... y tu sonrisa en los oídos... Te escribí una carta de amor, recuerdas, después de miles de dudas... Incluso por aquél entonces, era más sencillo para mí escribir que hablar, hay algunas cosas que no cambian...

Un ideal inalcanzable... y al mismo tiempo, el principal elemento que daba coherencia y esperanza a mi vida... el mayor punto de luz en mitad de las tinieblas... Natalia... todavía recuerdo tu risa... y el hoyuelo en tus mejillas... Al cambiarte de instituto, te perdí la pista... Pero seguí conservando tu recuerdo...

Y ahora, te reconozco, en el típico viaje de fin de semana organizado por los amigos del Ateneo, te reconozco... Quizás algo cambiada, que veinte años no pasan en balde... con unas leves ojeras, y algunas patas de gallo... pero sigues siendo tú, Natalia... Con tu increíble sonrisa... y tus pecas en las mejillas... No pensaba que fuera posible verte de nuevo, pero ... así ha sido... Explorando el corazón del bosque, con botas de alta montaña y todo el equipo... Durante un par de horas, estuvimos hablando, de momentos compartidos en el pasado... de los lugares a los que habíamos viajado... las personas de las que habíamos aprendido... Los dos, casados... pero no juntos... Nuestras manos se encontraron fugazmente... y se tomaron cariño...

Y nuestras sombras se besaron en un claro, mientras la luz, tamizada y teñida de verde, aureolaba tus cabellos rubios... Estabas tan hermosa... que no pude evitarlo... y, con más miedo que antaño, sujeté suavemente tu carita... y te besé en los labios... Al principio, te mostraste un poco esquiva... pero entonces tus labios se abrieron...

Duró poco, demasiado poco, para un gesto, un beso, que llevaba toda una vida anhelando...

Y, sin embargo, era precisamente lo que necesitaba para olvidarte...

Unas horas vividas al margen del tiempo... No intercambiamos los teléfonos...¿para qué hacerlo... si con aquél único, apasionado, beso, engañamos al tiempo?

Porque, al abrir lentamente los ojos, teníamos de nuevo diez años, y nos estábamos besando en una esquina del patio del colegio... Y en un solo momento, comprendimos cómo habrían sido nuestras vidas, de haber compartido aquél beso...

HIJAS DE LA MEMORIA...

A VECES, para seguir avanzando, para encontrar tu camino en los mares del presente, no hay más remedio que soltar lastre... En mi caso, el lastre era el recuerdo de una larga serie de nombres de mujer...

Amigas que pudieron haber sido otra cosa, mujeres de las que me enamoré hace mil años y pensaba que había olvidado, voces, sobre todo, que seguían rondando en las bambalinas de la memoria...

Si lo piensas con calma, seguro que descubrirás que viven en ti unos cuantos nombres de personas (mujeres en mi caso... en el tuyo, eres completamente libre para escoger géneros), a las que has creído amar... o quizás incluso hayas amado y perdido, qué más da...

Es curioso, con las voces de las personas queridas no sucede lo mismo que con las de los muertos: todavía recuerdo claramente la voz de mi primer amor, con toda la riqueza de matices de una adolescente (hace 25 años que no la veo)... y sin embargo... he olvidado las de mi padre y mi abuelo...

Es cierto, apetece mucho recordar un sentimiento dulce, puro, el efecto de una caricia, de un beso, o simplemente, el estar junto a una persona especial... Por eso, atesoras cada detalle, cada matiz, cada pizca de aroma... Algunos aromas, de golpe, te hacen llorar; ciertas películas permanecen asociadas a una persona en concreto, y es imposible verlas sin notar su presencia (algunas de ellas, en mi caso, son "Ghost", "Estallido"... y "Star treck V"...). Recordar no es malo, insisto, pero lo que no puedes hacer es permitir que esa colección de recuerdos y de ocasiones fallidas se convierta en un lastre para que disfrutes de tu presente...

Por eso, llevo un cierto tiempo compartiendo con vosotros/as todos esos sentimientos, todos esos recuerdos, a través de los diferentes blogs, pero especialmente aquí y en "Versos dispersos"... De alguna manera, se trata de ir quitando lastre emocional, porque todas aquellas Hijas de la Memoria, cuyo recuerdo he ido atesorando durante todos estos años, en el fondo, se habían convertido en una maraña de sentimientos que me impedía seguir adelante... y disfrutar de lo único importante: el presente...

No son todas las que están, ni están todas las que son... que cuarenta años sobre este planeta dan para muchísimos recuerdos, sobre todo si eres un enamorado compulsivo, alguien tan tremendamente romántico, y al mismo tiempo tan tímido y tan ingenuo, que una sola sonrisa, insisto, una sola, en la distancia, de una desconocida, puede llenar semanas de sueños, de futuribles... de ilusiones, que en el fondo, es el primer apellido del Amor... En verdad, su nombre es Amor Ilusión Ceguera...

Pero también es cierto que, con el paso del tiempo, demasiadas heridas de guerra y cicatrices han ido lesionando mi corazón, me gustaría hacer "tábula rasa" con los sentimientos, y afincarme en la cómoda burguesía del amor correspondido, de mirar juntos hacia el futuro, y sobre todo, de compartir el presente... con mi mujer, nuestro gato, y quizás incluso un niño... o una niña...

Por eso, seguiré liberando sentimientos, recuerdos, sueños fallidos, amaneceres, paseos junto al mar o en la jungla de asfalto, miradas increíbles de ojos castaños, tardes de lluvia sin paraguas, largos viajes hacia el otro extremo de la noche, fugaces avistamientos de largos cuellos, roces casuales de labios turgentes, la emoción de sentirte protector por una vez en tu vida (en vez de protegido), un larguísimo paseo por las calles de Roma, y tantos y tantos momentos...

Y cuando lo haya conseguido, cuando no aniden en el recuerdo más hijas de la memoria... El corazón volverá a latir de nuevo... conjugando verbos en el presente continuo de los amantes... intentando aprovechar incluso los momentos de soledad...

Para seguir enamorándome... incluso del viento nocturno... Y convertirlo... en historias de amor... de sueños...


OJOS DE LUNES...

Nunca, desde que tengo uso de razón (lo que según mi mujer no sucedió hasta minutos después de pronunciar el "Sí, quiero...") me han gustado los lunes... Bien por el retorno a viejos lugares no muy queridos, o por las clases extras de matemáticas, el retorno a las aulas o al trabajo, y por supuesto mucho antes de que murieran en lunes mi padre y mi abuelo, mi odio hacia aquél día de la semana que tiene la mala costumbre de inmiscuirse entre el domingo y el martes, no ha hecho más que crecer con el paso del tiempo... Quizás por eso me solidarizo completamente con Garfiel, y creo que habría que borrarlos del calendario... Moriré un lunes, de eso estoy seguro, aunque para eso tenga que agonizar toda una semana, y salirme con la mía...

Y, sin embargo, desde hace unos meses, tengo un poco más de ánimos cuando compruebo, con la primera mirada en el espejo, que no he perdido nada vital durante la noche... en mi caso, tapones de los oídos y mordedor... Me reflejo, después de afeitarme y antes de la ducha, se entiende, y descubro cierto extraño brillo en el fondo de mis pupilas... y no puedo evitar una pequeña sonrisa, de compromiso, si quieres, al recordar la causa del cambio...

No, por supuesto que no fue sencillo volver a confiar en alguien, ni recordar viejos tiempos que prefieres olvidar, y para alcanzar el purgatorio... tienes que atravesar el infierno... Quizás lo más complicado sea el asumir tus propios errores, tus limitaciones (las auténticas y las que pretenden inculcarte los otros), y por supuesto, hay que aprender a negociar, no tanto con los demás, como contigo mismo... Es un proceso largo, recuperar la fuerza y la confianza en ti mismo...

Y ella siempre ha estado a mi lado, con sus ojos inmensos que ven más allá del envoltorio, y bucean entre mil capas de ideas, pensamientos, y miedos... demasiados miedos... Y manías, algunas de ellas, de viejo... y otras, deformación profesional o viejos recuerdos heredados de Don Corleone... Pero todas ellas, como una cebolla, se van desprendiendo...

Atravesé el infierno... ahora emprendemos el camino por el purgatorio (que según el Papa, ya no existe)... Ojos de lunes que me van guiando... quizás por ellos, le estoy perdiendo la manía a los lunes...


SOÑANDO UN SUEÑO...

Soledad y silencio... nada más... y nada menos.... Es lo único por lo que claman a gritos mis sentidos, en medio de la vorágine de la navidad, así, con minúsculas, porque me da la gana.... que no es una errata... ¿Acaso es un deseo tan difícil de conseguir? Pues todo parece indicar que sí... Y más aún cuando te pasas el día rodeado de gente...

Por la mañana, es la habitual vorágine de mensajeros, visitantes, empleados, proveedores, algún que otro ciervo, y actualmente, unos cuantos obreros... que esto es la histeria interminable... Además, con lo de trabajar de cara al público, y por mucho que en ciertos momentos disfrutes del preciado don de la invisibilidad, sobre todo cuando la persona que tienes delante de ti piensa que eres inferior, algo menos que un despojo de la sociedad por el hecho de llevar un uniforme, lo que de verdad ansío es el tiempo intermedio... curiosamente, el que abarca entre la salida del tajo y la llegada a casa... Menos mal que también trato con personas normales, agradables, que me hacen sentir bien...


Con las ropas civiles bien ajustadas sobre el cuerpo, y olvidando el desagradable tacto del uniforme, sobre todo de los pantalones a base de pelo de camello reciclado, oveja de dudosa reputación y restos de moqueta industrial, que si se te moja por la lluvia la chaqueta, te acompaña durante horas el pestazo de perro muerto... Es decir, que ponerme mis habituales pintillas, camiseta estilo heavy incluida (mañana toca "Dire Straits", y pasado "Pink Floyd" o "Blind Guardian", no lo tengo muy claro...), con la chupa de cuero y las botas de combate, emprendo el camino a casa... Ese ratito se convierte en un gran aliciente... La música en mis oídos, la llovizna en la cara... y la certeza de saber que nuestro gato me estará esperando detrás de la puerta, como midiendo con sus ronroneos y sus movimientos del cola el tiempo que nos falta para la siesta...

Por supuesto, esta rutina se modifica de vez en cuando... si cojo el coche para ir al trabajo... o si tengo algo importante que hacer a primera hora de la tarde, como cortarme el pelo, o fijar una vez la sonrisa loctite, que por casualidad ha desaparecido de mis labios... No me gusta la navidad... cada vez la tolero menos... pero de ese tema ya hablamos hace unos días, con "El cuento de la navidad y el bicho raro...", mejor no sigo con el tema... Pero de todas formas, experimento de manera acuciante la necesidad del silencio, y el recogimiento, aunque sea de forma temporal...

En los ratos de mayor intensidad laboral, cuando me sorprendo ante los límites insondables de la estupidez humana o de la falta de organización...o simplemente cuando estoy con "uno de esos días"... en los que la jaqueca reclama sus derechos de amiga y compañera... A base de fuerza de voluntad y un poquito de entrenamiento, consigo abstraerme del todo... Es decir, mientras sigo atendiendo a los visitantes, a los empleados, y haciendo otras mil cosas, me alejo... de todo... y mi calenturienta imaginación emprende su peculiar viaje por el espacio y el tiempo...

Lo primero que cambia es la luz... Se vuelve mucho más tenue, invernal, y por supuesto, natural... El olor no tiene nada que ver... hierba fresca, varios pinos, la piedra y el agua... Mis ropas siguen siendo marrones, pero es una basta túnica de lana o de un género parecido... Delante de mí, otro monje, en el claustro casi desierto... Todos nosotros mascullamos algo en latín, a veces creo que se trata de un "Te Deum..." Luz, tacto, vista, olor... y la paz, la tranquilidad entre aquellos muros... el inmenso contraste con la época en la que me ha tocado vivir...

Es cierto, dura muy poco tiempo, de momento no he tenido la ocasión de plantearme si se trata de otra vida, de una especie de alucinación derivada de la falta de sueño, o simplemente es un símbolo de lo que ansío... puesto que no puede ser mayor el contraste... Imaginación o no, son aquellos momentos, donde conozco el precio del silencio, los que me permiten seguir adelante...

Solo un día más...

Soñando un sueño...

MUJER EN LA VENTANA...

Mujer de ojos de cielo, de ojos de mar... veo tu hermosa cara, reflejada en el cristal, y miras, no sé, quizás al más allá... Hacia la gran ciudad que extiende sus galas de vieja furcia pordiosera, a pleno sol... Tu pelo, imposible maraña de cobrizos colores imposible de domesticar, se ha decidido, ¡por fin! a encuadrar tu rostro, como una segunda piel, y refulge con los rayos del sol... Yo solamente quería mirarte, estar allí, a tu lado, mientras contemplabas el mundo, rendido, a tus pies...

Son tantas las cosas que se pueden sentir, partiendo de una simple foto, quizás un poco desenfocada... Y te veo, quizás incluso como harían los navi de "Avatar"... veo más dentro y más lejos, incluso, que nuestra realidad... Recuerdo no solamente lo que sentí, y de alguna manera, siento todavía por ti; sino que veo más allá, todas aquellas cosas que me habría gustado experimentar a tu lado... Siempre me ha gustado tu nariz, sabes, y tus labios, quizás un poquito finos, que nunca llegué a besar... y esa seguirá siendo, por siempre, una de mis asignaturas pendientes...

El sol te acaricia, con suavidad, y tu reflejo parece alzarse por encima del mundo, de los coches que circulan por la calle, tantos y tantos metros por debajo de ti... y me encantaría poder decir, "de nosotros"... Porque es posible que nunca antes te haya visto más hermosa, que en aquél reflejo...

Amistad, es cierto, aquél era tu límite, era todo lo que me podías dar... Y, sin embargo, yo siempre quise más... Estar más tiempo a tu lado, convertirme en la presencia amiga, mientras que notaba una fuerte corriente eléctrica, cada vez que nuestras manos se rozaban... Es sencillo enamorarse, en el fondo, se trata de ejercitar la voluntad... Y mucho más cuando el amor no deja de ser la mejor alternativa frente a la soledad... Por eso, cada vez que nos escapábamos al cine en vez de ir a clase de latín (aquella sesión privada de "Star Treck"...), o nos íbamos a comer a "La botella de Pepe", donde servían unas maravillosas "Crêpes" saladas (aunque yo prefería las dulces), el tiempo dejaba de funcionar...

El amor amistoso, divertida mezcla que no es ni carne ni pescado emocionalmente hablando, y que genera extraños compañeros de cama, igual que la política... De todas formas, era la solución perfecta... Dos solitarios, que necesitan un amigo, una persona en quien confiar, y juegan por lo tanto entre los límites de sentimientos fronterizos... Muchas veces, demasiadas, tenía que recordarme a mí mismo que eras mi amiga, de hecho, mi mejor amiga, a la vez que mi refugio frente a la adversidad, y sobre todo, frente a la soledad...

Te miraba, en silencio, la forma en que movías las manos mientras hablabas, para darle mayor énfasis a tus pensamientos... o cómo me estremecía cada vez que me tocabas, que me cogías la mano, o pasabas tu brazo sobre mis hombros... Escribo, sobre el pasado, mientras veo tu foto... y recuerdo... mil recuerdos falsos e imposibles... Sobre todo, porque mientras yo estuve perdidamente enamorado de ti durante muchos años... tu jamás lo estuviste de mí... Sentimientos, tremendos, fuertes, contenidos, una vez más, la noción de "control", de no rebasar los límites, pero que se quedaban sin ninguna respuesta por tu parte... Porque no se puede jugar con los temas del corazón...

Y por eso, esta noche, en el limbo entre dos días, y entre dos años, mientras miro tu fotografía reflejada en el cristal, me apetece, necesito más bien, explorar entre recuerdos... de lo que pudo haber sido... y nunca fue...

¿Cuándo te besé, por vez primera, en los labios? Posiblemente, una de tantas noches, en que te acompañé a tu piso, después de haber cenado, quizás incluso con un par de copas de Lambrusco, y quizás incluso con el regusto a ensalada de tomate y mozzarela para compartir, y una "pizza cuatro stagioni", además de un postre para cada uno... Y tus labios, en aquél beso, tendrían sobre todo el sabor del deseo largo tiempo alimentado... Y posiblemente, después de aquél beso, torpe y desmañado (puesto que un ósculo a los once años no tiene demasiado valor testimonial...), vendría otro, y otro más...

¿Cuándo te acaricié, como solo los amantes saben hacerlo? Quizás un par de noches después del beso... Recorrer tu hermosa carita con el dorso de la mano, acariciarte desde los ojos hasta el cuello, y notar la tersura de tu piel... y sobre todo, la total ausencia de maquillaje... Esa era una de las cosas que más me gustaban de ti... y me siguen gustando...

¿Cuándo te convencí para que nos diéramos una oportunidad en el amor? Es difícil precisarlo... En mi caso, ya estaba acostumbrado a adorarte, a respetarte, a soñar despierto contigo... Pero tú... bueno, me solías mirar, sonriendo un poquito, quizás pensando... "¿Y por qué no?" Habría sido cuestión de porcentajes: yo no te podía seguir amando al noventa por ciento, mientras que tú rellenabas, de amistad, el diez por ciento restante... Supongo, de todas formas, que para el bien de esta historia, finalmente me habrías dado una oportunidad...

De cuándo hicimos el amor por primera vez... prefiero no hablar, que de todas formas, son cosas de pareja... Aunque lo más posible es que hubiera sido en tu piso, al que te mudaste cuando comenzaste a estudiar la Universidad... Nunca me ha gustado tener prisas en ese sentido, ni verme sujeto a premuras de tiempo y espacio por el inminente regreso de los padres... Pero es cierto que me habría encantado pasar la noche contigo, y despertarme a tu lado...

¿Que si habríamos vivido juntos? Me habría encantado, aunque por aquél entonces, yo estaba con el doctorado, y por lo tanto, sin un duro... Posiblemente lo habría mandado a paseo, y habría empezado a trabajar de cualquier cosa (menos de político y de sexador de pollos), para poder seguir juntos... O quizás habría sido mucho mejor seguir como al principio, y pasar juntos las vacaciones y los fines de semana, por ejemplo...

¿Habríamos viajado mucho? Es posible, a los dos siempre nos gustó viajar, igual que nuestras familias...

Más y más futuribles, más ideas, se van amontonando lentamente en la punta de mis dedos, mientras escribo y pienso en una historia de amor... que nunca fue... Muchas dudas, demasiadas, sobre posibles alternativas vitales entre nosotros... quien sabe... Pero la única certeza en este momento, es que al mirar tu foto reflejada en la ventana, en la que me pareces más hermosa que nunca... Noto que se me viene encima el peso de mil encrucijadas vitales... y siento unos celos, tremendos, de la persona que está en tu habitación del hotel, haciéndote la foto.... Porque no soy yo...

domingo, 18 de septiembre de 2011

PEDACITOS DE MUSA..

Quizás sea por los fastos del fin de año en familia... pero hoy, la musa se resiste a visitarme... y dejo, una vez más, que mis dedos se paseen libremente por el teclado... Es la vieja técnica del "ghost writer", también llamado "escritor fantasma", o de libre asociación de ideas... muy adecuada para comenzar una historia que lleva algunos días rondando por la cabeza, pero que no he tenido tiempo o ganas de seguir hasta sus últimas consecuencias... Ahora, con la puerta corredera de la oficina sonando cada pocos minutos, y los deseos de "Feliz Año" volando por el aire, me cuesta bastante concentrarme...

Es curioso... todo el mundo empeñado en celebrarlo, en esparcir buenos deseos por el aire... cuando el año viejo fue el domingo, y hoy, sigue siendo un lunes como todos los demás: trabajo por la mañana, pequeña siesta, una reunión importante por la tarde, y luego, seguir escribiendo un rato más, y buscando datos para la novela... que lleva una semana y pico olvidada...

En el fondo, la culpa la tiene la musa, mi esquiva y caprichosa musa, de larga melena negra, profundos ojos color carbón, y piel blanca... Lleva algunos días en los que solamente le apetece escribir poesías, será que a ella también le ha afectado el cambio de un año a otro: anda un pelín despistada, y se pone a mezclar géneros... Ayer convertimos un asesinato en poesía... y cualquiera sabe lo que tienen en el menú de hoy...

Quizás alguna historia de amor... de esas que tanto me gusta recordar... aunque se hayan quedado en pequeñas anécdotas que se lleva en tiempo... o recuerdos tan vagos que se atropellan los unos a los otros... la forma de unos labios al sonreír, con unos preciosos hoyuelos, pueden borrar el recuerdo de una voz... el vuelo de sus manos sobre mi cuerpo eclipsa el brillo de sus ojos... un relajante masaje en los hombros y el cuello despierta esquivos sentimientos... y habla de fronteras que no deben ser olvidadas...

Muchas veces me comentan que "la auténtica amistad entre hombre y mujer es la más hermosa"... pero se olvidan de mencionar que es la más difícil de mantener... Sobre todo, porque cualquier amistad entre personas de distinto sexo tiene una pequeña parte de amor, y otra de deseo... Maticemos: como siempre, esta es mi opinión, basada en mis experiencias, y en mis sueños... No tiene por qué ser igual que la tuya...

Es decir, cuando empiezas una amistad con otra persona del sexo contrario, y a no ser que te sientas atraído exclusivamente por su inteligencia desde el primer momento, lo más habitual es que haya un componente físico... Es un juego, de sentimientos, impresiones, confidencias, castos besos, manos que se unen, almas que hablan entre ellas... Amistad fronteriza con el amor, es cierto; como un pez nadando entre dos aguas, y con algunas miradas... que no se corresponden a veces con lo que se espera de un amigo...

Y en cierto modo, no recuerdo una sola amiga de quien no me fascinase al menos una cosa: sus ojos, sus manos, su cuello, sus labios, sus pechos, su pelo, su ombligo, sus piernas... y con todos estos retales, la creé a ella, mi musa...

EL ÚLTIMO BESO...

"No necesito excusas para amarte, ¿sabes? Es algo que está en mi naturaleza... y en la tuya..." Después de estas palabras, te quedas en silencio... como esperando una respuesta... Y yo, en el fondo de mi corazón, quiero decirte lo que estás esperando escuchar de mis labios...

Y, sin embargo, me callo... Siento los latidos de mi corazón, profundos, rítmicos, que distribuyen la sangre por todo mi cuerpo... y la vieja garra de acero empieza a apretar, con fuerza... Intento concentrarme en la respiración, en sentir cada músculo de mi cuerpo, mientras sigo aferrándome al teléfono móvil como si la vida me fuera en ello... Intento tranquilizarme... convencerme de que todo es un sueño... Tal vez no demasiado hermoso, tal vez francamente agobiante...

Porque te conozco bien... demasiado bien...

Y tú permaneces en silencio... Pero sé que estás allí, al otro lado... del cristal...

"¿Por qué lo hiciste?", te pregunto... aunque no espero realmente una respuesta... "¿Por qué lo hiciste?"... Sé que no puedes verme, estamos hablando a través del espejo del cuarto de interrogatorios de la Policía... Y lo más extraño de todo, es que los dos sabemos dónde está el otro... Que yo lo sepa es algo lógico... puesto que formo parte del equipo de investigadores... Pero que tú lo intuyas, es algo que me produce escalofríos...

Hace unos minutos, cuando te ofrecieron realizar una llamada, ponerte en contacto con tu abogado... decidiste llamarme a mí... Sonó el teléfono móvil que siempre llevo en el ceñidor, en el mismo lado que los grilletes y el espray de defensa, que supuestamente no debo utilizar... Y aquellas primeras notas del "Karmina Burana" me hicieron temblar... antes incluso de que reconociera el número...

"Alexis... escúchame, te lo pido... Aunque solamente sea por los viejos tiempos, por las horas que hemos pasado juntos dentro del coche zeta... por el compañerismo..." Yo te sigo mirando a través del cristal blindado, y tengo ganas de creerte... de pensar que me dices la verdad... pero de alguna manera, desconecto... Y recuerdo...

Hace menos de cuatro horas que te he detenido, en mi propia casa, mientras seguías empuñando el cuchillo con el que habías matado a nuestro hijo... Estabas sentada en el suelo de la cocina, con el cuerpo de nuestro pequeño Serguei en el regazo, el cuchillo de trinchar el pavo a tu lado, en medio de un gran charco de sangre... Los vecinos llamaron a la Comisaría, al escuchar el ruido de una pelea, de muebles rotos y varias voces gritando a la vez... No había huellas de intrusión en nuestra casa... Ninguna puerta o ventana forzada...

Los sanitarios llegaron al mismo tiempo que el coche patrulla... Te arrebataron a nuestro hijo de los brazos, y en ese momento, empezaste a chillar como una loca, a gemir, a llorar... Tuvieron que sedarte, mientras intentaban salvarle la vida, pero sus heridas eran demasiado graves... El examen preliminar del cuerpo habla de "heridas inciso contusas en la zona abdominal, afectando a los pulmones, el intestino grueso, y el corazón"... todo eso, para decir que le mataste de seis puñaladas... a nuestro hijo...

Pero, lo que más me atormenta, mientras te escucho como si estuvieras en un túnel de viento, es el saber que yo podría haber hecho algo, cualquier cosa, para evitarlo... Tendría que haberme dado cuenta, haber reconocido los síntomas, más aún cuando formábamos un gran equipo en la unidad de crímenes rituales... Llevábamos algunos meses centrados en una secta, cuya tapadera consistía en clases de relajación y estimulación del aura gratuitas para principiantes, y que se anunciaba en internet... Sin embargo, se rumoreaba que había algo más, ya que en Barcelona y Sevilla se habían producido sucesos extraños vinculados con la asociación, incluyendo tráfico y consumo de psicotrópicos, lavado de cerebro...

Yo creía que tú eras lo bastante fuerte para infiltrarte en el grupo... y ya desde la primera sesión, que duró doce horas, incluyendo una comida supuestamente ecológica pero que, según las muestras que reuniste, tenían un componente alucinógeno natural derivado del mezcal y el peyote... Por lo que la sesión de la tarde fue mucho más "intensa"... quizás lo más curioso fue el interés prestado por el maestro hacia las mujeres jóvenes y guapas, y su desprecio por los varones... Durante la sesión de grupo, con el pequeño aliciente de los alucinógenos, viviste una "experiencia extacorporal", alcanzando unos niveles de relajación y adecuación del aura que, según el maestro, alcanzaron prácticamente el nirvana, o cualquiera de esas estupideces...

En principio, con las evidencias físicas que obtuviste y el testimonio de dos "arrepentidos", no hacían falta más pruebas... Pero tú querías más, ¿verdad? Incluso sabiendo que se trataba del típico timo basado en las drogas, y que el siguiente paso implicaba un mayor "compromiso con la causa", y unos periodos de convivencia con los "espíritus guía del plano superior", además de ciertos experimentos realizados con el maestro, decidiste seguir adelante... al margen de la investigación... Y no contenta con eso, saboteaste las pruebas que habías recogido en la primera fase... y empezaste a acudir en secreto a las reuniones...

¿Cómo es posible que no me diera cuenta de tus ausencias, de tus citas para ir de compras con las amigas... o de la manera en que te fuiste distanciando de Serguei y de mí? Quizás encontrabas en la secta cosas que no obtenías en el mundo real, en tu trabajo, o en tu familia... y yo no me daba cuenta de nada... Es cierto, mostrabas un poco más de interés en el sexo, puesto que era una manera de alcanzar el "éxtasis", y yo no me podía quejar... aunque no entendía demasiado tu fijación con las corbatas, ni que me obligases a usarla para atarte a la cama... ni tampoco el que insistieras en compartir una infusión "para relajarnos" antes de hacer el amor...

Si todo se hubiera quedado en eso, en sexo más o menos consentido, en incienso y pequeños rituales, no me habría preocupado mucho... Te notaba distinta, pero más feliz... Conseguiste el cambio a otra unidad, por lo que dejamos de trabajar juntos... Nunca me decías a dónde ibas los jueves por la tarde o los domingos por la mañana, pero no me preocupé: los dos necesitamos nuestro espacio de vez en cuando... Hace un mes y medio, tu actitud hacia nuestro hijo cambió... Tenías menos paciencia con él... Te enfadabas por cualquier cosa... aunque nunca pensé que fueras a llegar a esto...

"... tenía que matarlo, ¿me entiendes? Mi maestro me lo pidió, nos lo pidió a todas, que matásemos a nuestros primogénitos a las 11 de la mañana del día 11 de febrero de 2011, para poner en marcha, de nuevo, el ciclo de la vida y la muerte... y que al caer el sol, comprobaríamos que la sangre derramada en todo el mundo había generado un movimiento de renovación..."

No podía soportarlo más tiempo... Simplemente, colgué el teléfono... mientras te seguía mirando, fijamente, a través del cristal... Está anocheciendo... un extraño silencio se adueña de la comisaría... quizás sea un reflejo de lo que pasa en la calle...

La luz tiene un matiz extraño... el cielo se tiñe de rojo... Quién sabe, a lo mejor tu gurú tiene razón, y el sacrificio ha sido efectivo, por lo que se producirá el "arrobamiento", la "selección de los justos", el "ascenso", el "paso a la sexta dimensión"... Tal vez, incluso éste sea el anunciado día del juicio del que hablaban los mayas... o cualquiera de esas sectas que tanto te gustan...

De todas formas, hay una cosa que tengo bien clara... Incluso si es el fin de los tiempos, no pienso irme de esta vida sin hacer una cosa: darte el último beso en los labios... segundos antes de dispararte en el corazón...

ESPERANDO...

Esperando... Nadie sabe a quién, ni desde cuándo, o por qué... Pero allí estaba ella... tranquila... mirando hacia el mundo real, desde el pasillo... Llueve, fuera, y quizás incluso en su corazón... Hace frío en el pasillo, ¿sabes? Mucho frío, mi aliento se condensa en pequeñas y vaporosas nubes, mientras la estoy mirando...

No, es imposible verle la cara... solo ese escorzo, de labios, de sueños, de anhelos... su piel está uniformemente bronceada, incluso sus senos... ¿cómo lo habrá conseguido, aquí, donde apenas luce el sol?

La miro... me acerco a ella, despacio, para no asustarla... ¡No quiero que se esfume, como las otras veces!

Me pego a la pared de la derecha, la que está más lejos de la galería acristalada que da al mar... Con la mano, voy siguiendo las vetas del papel pintado... el tacto es rugoso... la pared, firme, pero se notan los errores del pintor....

El suelo, de madera, cubierto con la típica alfombra de hotel de cierta categoría, mitiga el suave murmullo de mis pasos... Estoy descalzo... y, por alguna extraña razón, sigo teniendo frío...

Ya estoy prácticamente a su lado... Es curioso, me he quedado parado un par de minutos, cerca de ella, y se ha formado un pequeño charco de agua entre mis pies... Quiero abrazarla, besarla, estrecharla contra mi cuerpo, decirle que todo va bien, que ya estoy otra vez con ella, a su lado, para adorarla, mimarla, besarla...

Me acerco un poco más... estoy tan cerca, que ella puede notar mi aliento en su nuca... Se estremece... y tiembla... Pronuncio su nombre, en voz baja, "Eloísa...", en su oído... Ella se lleva las manos a las orejas... y grita... GRITA... Me grita que me vaya... y no la entiendo... No la entiendo...

¿Qué me pasa? ¿Es que ya no me quiere? ¿No entiende que yo la amo? ¿Por qué no me deja besarla, estar con ella? Me parece absurdo, doctor, estar otra vez aquí, contándole estas cosas... estos extraños sueños, que se repiten una y otra vez...la veo... me acerco... el frío... la beso.... hablo... grita... se desmaya...

¿Qué puedo hacer?

Y, por favor, no me responda otra vez que dejarla ir... alejarme de ella... porque no puedo hacerlo... porque necesito decirle, una vez más, que la amo... que la vida no tiene sentido sin ella...

Y la muerte...

Bueno, la muerte... tampoco...


AQUELLOS RECUERDOS IMPOSIBLES...

Es curioso... Añoro cosas que no he vivido... y las caricias y los besos que nunca me regalaron... ¿Qué tendrá el invierno, las frías y ventosas tardes del mes de enero, que me hacen recordar imposibles? La dichosa tendencia a desear lo que no posees, que se convierte en una manía y, al final, te complica la vida...

Algunas personas son capaces de meterse, despacito, y casi sin que te des cuenta, en tu corazón... Y allí se quedan, con el paso del tiempo, y de las personas... incluso de los amores, transformadas en recuerdos de lo que pudo haber sido... y nunca fue... Una dulce amistad, de todas formas, que te devuelve las fuerzas...

Son amores imposibles, es cierto, pero recordarlos te hace sentir mejor, quizás incluso más vivo...Y te proporcionan un calor extraño, un rubor en las orejas, o bien el corazón se salta algunos latidos de golpe... Son cosas que pasan... y que dan más valor a la vida... y reviven la esperanza en los malos tiempos...

Quizás por eso, su imagen, sus increíbles ojos oscuros, y su sonrisa acuden a mi memoria, cuando pienso en el mar...

LOS TEMIBLES ISIS

No nos engañemos: a nadie le gustan las historias que no tienen un final, aunque éste no sea precisamente feliz... Y si se trata de un tema (senti)mental, mucho menos... Al menos,es lo que me pasa a mí... y por eso, cada cierto tiempo, escribo en modo casi automático algún cuento sobre aquellos amores pretéritos y, por supuesto, imposibles y en gran parte olvidados... Por eso, y aunque sea con la justa dosis de nostalgia y de masoquismo "light" que nace de los viejos recuerdos, intento imaginar otros presentes, y otros pasados, distintos...

En mi DNI, tendrían que poner: "Estado civil: enamorado del aire", y en profesión, "romántico empedernido", al menos, para esas mañanas de niebla, en las que el mundo desaparece, y los propios límites de la realidad se esfuman... y quizás, también un puñadito de convencionalismo, para sazonar la mezcla...

Muchos de estos amores, los más importantes y el único correspondido, están contenidos en una de las primeras entradas del blog, "Segundo y séptimo amor", una larguísima crónica que no deja de ser una de las más sinceras y personales... Si fuera un pelín más coherente con la permanencia de los sentimientos, tendría que titularse "Segundo, quinto y séptimo amor", puesto que estas tres mujeres, adolescentes cuando nos conocimos y cuyos nombres llevo grabados a fuego no solamente en el corazón, son las que más han influido en mi vida... y de hecho, me casé con la séptima... y las tres se conocen y se aprecian...

Por supuesto, han ido surgiendo otros amores, locuras de un solo momento, de una mirada o de un gesto, pero que consiguen acelerar el ritmo de mi corazón... o despertar uno de los temibles "Isis"... y no me refiero a la diosa egipcia, no... sino a esos instantes en los que te planteas cosas del estilo "¿Y si nos hubiéramos conocido antes? ¿Y si ella me hubiera amado?¿Y si hubiera seguido el consejo de mi suegra, cambiando de ciudad?¿Y si no hubiera perdido aquél tren hacia la costa?"

Normalmente, mi parte más racional de Géminis (sí, no me pegaba otro signo del zodiaco...) se encarga de mantener controlados los sentimientos, especialmente porque los futuribles hacen mucho daño, y te complican la vida en el presente... menos mal que mi mujer no es demasiado celosa (un beso, peque...), y nos conocemos hace demasiados años como para tomarnos en serio mis devaneos literarios... Pero mi parte más romántica sigue al acecho... y en mañanas de niebla o en noches de luna llena, me hace recordar otros tiempos, otras caras, otros nombres, otros sueños, otras manos, otros labios que nunca probé...

Y, de alguna manera, aquellas niñas, adolescentes o mujeres, que a los cuarenta años llevo demasiado tiempo enamorándome del aire, consiguen colarse por alguno de los resquicios de la conciencia... convirtiéndose en cálidos fantasmas de rasgos desdibujados y voces casi siempre olvidadas, que se quedan un tiempo (minutos, horas...) rondando en los límites de la realidad y de la conciencia... Hasta que consigo atraparlas en una telaraña de palabras o de versos... y transformarlas en una de las entradas de mi "blog"... donde permanecen, cautivas en el tiempo...

No te extrañes pues, querido lector, si muchas veces te encuentras con un nombre de mujer, o con un personaje femenino, o con mi amada y querida musa, nacida de mil y un recuerdos y compuesta de retazos de mujer... Será que uno de los temibles "Isis" se ha cruzado en mi camino...


ESQUIVA PRINCESA YASMIN...

Cuando me miras, de aquella manera tan especial, tan "tuya"... cuando me hundo de nuevo en tus increíbles ojos castaños... Noto aquél extraño regusto a pasado en la garganta... a ocasiones perdidas... a sueños incumplidos... y amores enterrados... Mi triste y amada Musa, de quien me he ocupado tan poco en las últimas semanas...

No, no tengas celos, pues ya sabes que no existe para mí sobre la tierra mujer que pueda compararse contigo... quizás porque existes solamente en mi imaginación... Era lo más lógico, para un romántico empedernido y con mi expediente de fracasos amorosos, terminar creando un ideal a base de mil retazos inconexos...

¿Cuántos años llevamos juntos, Princesa? ¿Cuántas veces he ido recogiendo pedacitos de ti en el mundo de los sueños? Creo que han sido décadas... Y quizás por ello, me llevé una impresión tan grande, cuando te ví en la contraportada de varias revistas, en las paradas del autobús 61, en las marquesinas del Cine Callao... Surgieron dos preguntas... ¿Cómo podía ser yo tan poco original en mis gustos, para encarnarlos una princesa de dibujos animados? ¿Y cómo habían podido copiar tan fielmente los dibujantes mis querencias?

No recuerdo cúantas veces he visto la película, calculo que cinco o seis, la primera de ellas en el cine... pero fue algo mágico, la primera vez que apareciste en la pantalla... Esa mirada, esa melena, y esos labios, con los que llevaba soñando tantos años... Sin embargo, no me gustó demasiado tu voz en español, ni siquiera en las canciones... Pero eso es algo fácil de solucionar, con un buen DVD... La fascinación, como siempre, desapareció en dos o tres semanas... era el año 1992...

Lo más curioso fue que, unos años más tarde, con ocasión de un curso de posgrado en la UCM, la conocí... Era ella, sin duda alguna, la princesa Yasmin, convertida en humana, con la melena un poco más corta, es cierto, y con la voz mucho más dulce, y los mismos ojos... y su risa... cristalina... La última vez que nos vimos fue el día de su boda... sigo pensando que es la novia más hermosa que he fotografiado nunca... sentada en los escalones del altar...

La vida da muchas vueltas, Princesa Yasmin... y, sin embargo, quitando el cambio en el color de los ojos, pues ahora son negros, sigues encarnando a mi querida y amada Musa...


Aunque mi personaje favorito de la película... sigue siendo la Alfombra Mágica... :)

MI MASCOTA ESTÁ TRISTE... ¿QUÉ TENDRÁ MI MASCOTA?

Creo que mi mascota está triste... Le veo, todas las mañanas, cuando se levanta... aunque mucho antes de que suenen los dos despertadores, su cuerpo, viejo pero todavía fiable, le va acompañando hacia la consciencia... Y sus pequeños mensajes se multiplican, desde el cerebro hasta las extremidades... Escucho los ruidos de la cama, la manera en que se da la vuelta, y apaga el primer despertador muy rápido, para que ella no se despierte... Si no tiene mucho sueño, solo espera a que suene el primer toque del segundo despertador, para ponerse en marcha... aunque muchas veces, está con los ojos abiertos en la oscuridad... ¿Que cómo sé esas cosas? Bueno... siempre es bueno ocuparse de las mascotas humanas...

Le escucho, cuando abre la puerta en silencio, y se dirige al baño, con esas viejas zapatillas marrones que han visto demasiados inviernos, pero que forman parte de sus rituales... A veces, ni siquiera la ducha, que termina de vez en cuando con un grito de agua helada... y, ya vestido de ser humano, se toma las vitaminas en la cocina, roba unos minutos al tiempo para hacerme cosquillas detrás de las orejas y, último de los rituales, comprueba que tenga suficiente comida y agua... antes de calzarse las botas de siete leguas, y salir de casa...

Solo puedo reconstruir su jornada por las cosas que me cuenta algunas veces, pero no debe de ser muy interesante... y desde luego, nota cuando su compañera no está... Lo sé, en el fondo, mi misión consiste en estar acechándole detrás de la puerta de la cocina, lanzarle un par de maullidos y quizás un zarpazo amistoso... Son pequeñas muestras de cariño por mi parte... pero que valora mucho más, pues serán las únicas que reciba en toda la tarde... Procuro que no pierda tiempo con la comida, y que se organice incluso para poner la lavadora al llegar a casa... y que la secadora llene de ruido la cocina durante la siesta...

Son un genuino felino de compañía... y sé cuando me necesitan... y mi mascota masculina está triste... Lleva un par de semanas que duerme mal, de noche, y de día... Solo escribe historias dramáticas... y son muchas más las que mueren en el tintero, ya que le cuesta concentrarse... Le gusta dormir la siesta conmigo, porque le doy calor en el flanco izquierdo, y mis ronroneos, y mis ronquidos, espantan las pesadillas... y la soledad... Y luego, según el tiempo que tarde en levantarse después de la siesta, puedo darme cuenta de hasta qué punto se siente mal... Como sean más de dos prórrogas de despertador, la cosa pinta mal...

Mi mascota masculina es animal de costumbres: una taza de té a media tarde, hacer algo en la casa (últimamente ha vuelto a planchar, olvidándose de la lesión de muñeca...), pero sobre todo, se dedica a escribir... y a leer... Ya no le apetece salir a la calle, ni siquiera a pasear por el Juan Carlos Iº... porque no quiere estar rodeado de gente... Mi casa, es decir, su casa, es su territorio favorito... aunque donde se siente más a gusto es en su despacho... también conocido por el apodo de "su leonera"... En los mundos de tinta encuentra la paz y el equilibrio... y también, pequeñas parcelas de amor... mientras escucha la radio...

Él no me lo quiere decir, pero sé que la culpa la tiene el mal de amores... Son demasiadas noches solo... Demasiadas dosis de tristeza... Demasiadas cosas en las que pensar... Por ejemplo, en las razones de su infelicidad... Las exteriores son fáciles de identificar: un trabajo que no le aporta casi nada (como no sea la presencia de su compañera y de un grupo de personas amables), vivir siempre a fin de mes (cortesía del gerente del hospital, que paga cuando le sale del moño), las ganas de tener éxito con sus libros (aunque el cuarto lo tiene un poco abandonado) y mil pequeños detalles de la convivencia, nunca sencilla entre personas tan distintas... y tan distantes...

Las causas interiores de la tristeza son más profundas... Pero tienen que ver con el aislamiento, la soledad, la pérdida de la ilusión, y la disminución de los sentimientos... Ya no hay caricias, ni besos, ni siquiera planes en común... Son dos extraños, cuyos caminos corrían paralelos un par de horas cada noche, antes de separarse... Y ni siquiera estaban juntos todo el tiempo, puesto que mi mascota femenina el dedica más tiempo al "face" y al "twenty" que a estar con él... Repetir esquemas, noche tras noche, resulta agotador... Robarle horas al sueño, para estar con ella, y que se encierre en su despacho... y se acuesta tan tarde, que él ni se entera...

Y luego, están los problemas de convivencia... me doy cuenta de que a él no le gusta recoger su ropa del suelo... por eso, a veces la llevo al cuarto de baño a zarpazo limpio... Pero no puedo hacer nada en otros aspectos... ¡Qué más quisiera yo, que tener la posibilidad de usar el retrete, como los gatos de buena familia!¡O ser capaz de poner lavadoras y secadoras!

Es su corazón el que llora... Y sueña, y escribe, sobre otros tiempos, más felices... Y busca consuelo en los mundos de tinta, donde todo es posible... Pero no con ella...