miércoles, 21 de septiembre de 2011

SOÑANDO UN SUEÑO...

Soledad y silencio... nada más... y nada menos.... Es lo único por lo que claman a gritos mis sentidos, en medio de la vorágine de la navidad, así, con minúsculas, porque me da la gana.... que no es una errata... ¿Acaso es un deseo tan difícil de conseguir? Pues todo parece indicar que sí... Y más aún cuando te pasas el día rodeado de gente...

Por la mañana, es la habitual vorágine de mensajeros, visitantes, empleados, proveedores, algún que otro ciervo, y actualmente, unos cuantos obreros... que esto es la histeria interminable... Además, con lo de trabajar de cara al público, y por mucho que en ciertos momentos disfrutes del preciado don de la invisibilidad, sobre todo cuando la persona que tienes delante de ti piensa que eres inferior, algo menos que un despojo de la sociedad por el hecho de llevar un uniforme, lo que de verdad ansío es el tiempo intermedio... curiosamente, el que abarca entre la salida del tajo y la llegada a casa... Menos mal que también trato con personas normales, agradables, que me hacen sentir bien...


Con las ropas civiles bien ajustadas sobre el cuerpo, y olvidando el desagradable tacto del uniforme, sobre todo de los pantalones a base de pelo de camello reciclado, oveja de dudosa reputación y restos de moqueta industrial, que si se te moja por la lluvia la chaqueta, te acompaña durante horas el pestazo de perro muerto... Es decir, que ponerme mis habituales pintillas, camiseta estilo heavy incluida (mañana toca "Dire Straits", y pasado "Pink Floyd" o "Blind Guardian", no lo tengo muy claro...), con la chupa de cuero y las botas de combate, emprendo el camino a casa... Ese ratito se convierte en un gran aliciente... La música en mis oídos, la llovizna en la cara... y la certeza de saber que nuestro gato me estará esperando detrás de la puerta, como midiendo con sus ronroneos y sus movimientos del cola el tiempo que nos falta para la siesta...

Por supuesto, esta rutina se modifica de vez en cuando... si cojo el coche para ir al trabajo... o si tengo algo importante que hacer a primera hora de la tarde, como cortarme el pelo, o fijar una vez la sonrisa loctite, que por casualidad ha desaparecido de mis labios... No me gusta la navidad... cada vez la tolero menos... pero de ese tema ya hablamos hace unos días, con "El cuento de la navidad y el bicho raro...", mejor no sigo con el tema... Pero de todas formas, experimento de manera acuciante la necesidad del silencio, y el recogimiento, aunque sea de forma temporal...

En los ratos de mayor intensidad laboral, cuando me sorprendo ante los límites insondables de la estupidez humana o de la falta de organización...o simplemente cuando estoy con "uno de esos días"... en los que la jaqueca reclama sus derechos de amiga y compañera... A base de fuerza de voluntad y un poquito de entrenamiento, consigo abstraerme del todo... Es decir, mientras sigo atendiendo a los visitantes, a los empleados, y haciendo otras mil cosas, me alejo... de todo... y mi calenturienta imaginación emprende su peculiar viaje por el espacio y el tiempo...

Lo primero que cambia es la luz... Se vuelve mucho más tenue, invernal, y por supuesto, natural... El olor no tiene nada que ver... hierba fresca, varios pinos, la piedra y el agua... Mis ropas siguen siendo marrones, pero es una basta túnica de lana o de un género parecido... Delante de mí, otro monje, en el claustro casi desierto... Todos nosotros mascullamos algo en latín, a veces creo que se trata de un "Te Deum..." Luz, tacto, vista, olor... y la paz, la tranquilidad entre aquellos muros... el inmenso contraste con la época en la que me ha tocado vivir...

Es cierto, dura muy poco tiempo, de momento no he tenido la ocasión de plantearme si se trata de otra vida, de una especie de alucinación derivada de la falta de sueño, o simplemente es un símbolo de lo que ansío... puesto que no puede ser mayor el contraste... Imaginación o no, son aquellos momentos, donde conozco el precio del silencio, los que me permiten seguir adelante...

Solo un día más...

Soñando un sueño...

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