viernes, 9 de septiembre de 2011

LAS VOCES DEL OLVIDO

El miedo al olvido... muchas veces creo que es justamente ese miedo lo que me impulsa a escribir... a seguir escribiendo... cuando las fronteras del tiempo se dilatan, y solo te quedan los recuerdos... y son esos recuerdos, convertidos en minúsculos gnomos de jardín, los que se suben a tu cama por la noche...

¿No te has dado cuenta de que la colcha, incluso la sábana, que durante la siesta carecía de peso, de repente se vuelve mucho más pesada? ¿No has sentido sobre tu cuerpo como si escalasen cientos de pequeños seres? ¿Y no es curioso que precisamente en aquellos momentos, siempre seas incapaz de abrir los ojos, como si se hubieran quedado pegados por las legañas? ¿Y no has tenido la impresión de escuchar el bisbiseo de unas pequeñas, diminutas voces, en tus oídos, pero con tanta velocidad que no puedes distinguirlas unas de otras (tranquilo, que tu cerebro las distingue perfectamente)? ¿Y no te ha extrañado el que, cuando te parece que no puedes aguantar más, que te vas a levantar, y vas a quitarte de encima aquél peso... todo desaparece?

Son las voces del olvido, de todas las veces que prometiste a un amigo acordarte de él cuando terminase el campamento... cada vez que no le diste a un ser querido un simple beso... aquella primera vez que besaste su cara... el olor del otoño en el parque, y de las hojas al pisarlas... el sonido del mar aquella mañana de domingo... y en muchas ocasiones, demasiadas, lo que escuchas son tus sueños perdidos, esos que siempre empiezan por "cuando sea mayor, quiero ser..." que con el paso del tiempo se convierte en "si no fuera tan mayor, me gustaría..."

No hay corazón humano que pueda cargar con el peso de tantos olvidos (voluntarios o no), de tantas ilusiones (perdidas), de tantos amigos (desaparecidos), de tantas ocasiones (desperdiciadas), de tantas amarguras (asfixiantes)... Es curioso, nunca se equivocan de humano, aunque duerman varios en la misma cama... quizás porque nacen de tus sentimientos...

Y por eso, como algunas empresas que encargan el trabajo extra o más repetitivo a otras, el corazón y el cerebro humano, subcontratan con otras empresas (algunas de ellas orientales) la gestión de los sentimientos negativos o tristes, sobre todo los que más te duelen, que se convierten en esas pequeñas criaturas (y en pesadillas), se materializan durante el sueño... pero que de día se convierten en niebla de pelusas debajo de tu cama...

Son en cierto modo tu conciencia, las voces del olvido, y te recuerdan que hay una vida, esperándote...

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