domingo, 11 de septiembre de 2011

PRIMER, SEGUNDO Y TERCER AMOR...

El amor de una madre por su hijo es el primero que experimenta la humanidad... sobre todo porque precede incluso a la vida... Sí, antes de que digas nada: nos centramos en un estereotipo, el de madre con ciertos recursos, con una pareja, y que lleva en sus entrañas un hijo deseado y buscado... otros momentos habrá para mencionar la violencia de género, los embarazos no deseados, los matrimonios concertados... pero hoy estamos hablando de amor... No puedo evitarlo, se me van los ojos detrás de las embarazadas, cuanto mayor sea la barriguita, más me gustan... ¿Es cierto que se ponen más guapas? Yo creo que sí, descarada y rotundamente, sí... Y quizás, en ningún momento están más bellas, que cuando se llevan la mano al vientre, como acariciando al niño para tranquilizarlo... Varias compañeras de trabajo estánembarazada, y no puedo olvidar lo que sentí, cuando me dejó posar la mano sobre su barriguita, en el momento preciso en que el niño le estaba dando una patadita...

Cuando me enamoré por primera vez en la vida, no tenía demasiado claras las cosas, ni por qué sentía ese extraño hormigueo en el pecho cuando la miraba desde el otro lado del patio, ni qué nos hacía tan diferentes de las niñas... bueno, y si nuestras miradas se cruzaban, sentía a la vez calor, frío, sequedad de la boca, incluso cierto grado de parálisis... En otras palabras, mi timidez era tan grande, y al mismo tiempo me sentía tan poquita cosa, que tardé más de un año en dirigirle la palabra, incluso siendo compañeros de clase... Era una hermosa niña, con esa belleza especial, no muy llamativa, pero dulce... El recuerdo de las nubes de fresa... No, no pienso dar nombres, ni descripciones más precisas, no me parecería justo... Solamente os diré, que le escribí la primera carta de amor de toda mi vida... y que jamás obtuve respuesta... También fue la primera de mis no-relaciones, pero en el fondo, me bastaba con estar enamorado... ¿Mi primer beso? Jugando a la botella en la fiesta de cumpleaños de un amigo... creo recordar que en el garaje... ¿Pero quién sabe besar, a los 10 años? Yo, desde luego, no... Mucho tiempo después, pero mucho mucho mucho, aprendí...


Mi segundo amor fue distinto, yo me encontraba en las primeras fases de la adolescencia, con las hormonas revolucionadas... y casi en toda mujer/muchacha que conocía, encontraba algo que me gustaba... estaba completamente enamorado... del Amor... Pero si hubo alguien, tremendamente especial, fue ella: coincidimos en la misma clase, durante los últimos años del instituto. Durante mucho tiempo, me moví entre la amistad y el amor, compartíamos recreos en el patio, ratos de soledad juntos sobre el respaldo de un banco de hormigón, y esas conversaciones tan especiales, hechas de silencios cómodos y de miradas cómplices... En el fondo, no eramos más que dos almas distintas, que se sentían solos, diferentes del resto, con sueño e inquietudes que nos diferenciaban de los demás niños... pero que tuvieron la suerte de coincidir... Al menos, el mundo ya no nos parecía un lugar tan grande... ¿Que si estaba enamorado de ella, de esa muchacha de melena larga y negra, de piel blanca, ojos increíblemente bellos de color aguamarina, de labios y boca pequeños, con las piernas más largas y hermosas que había visto nunca, que era capaz de hablar con todo su cuerpo, y no solo de hablar, sino de sonreír, y que me producía escalofríos cada vez que me rozaba?

Sí, rotundamente, sí, ella era mi mundo, mi sueño, mi cómplice, por ella hacía cualquier cosa... Hasta soñar con un futuro juntos... ¿Que si ella me quería...? Solamente como amigo, como compañero, pero nada más... Me costó muchísimo tiempo decidirme a expresar mis sentimientos, porque al margen de ellos, estaba nuestra amistad... Fue una de las primeras veces en mi vida, que escuché esa terrible frase: "Te quiero mucho... pero como amigo...", mas al final, seguimos siendo grandes amigos, hasta que salimos del instituto... ¡La de veces que nuestros compañeros de clase insinuaron que estábamos saliendo juntos, y cosas peores!

Fueron años de complicidad, de hacer pellas sistemáticamente en clases de latín, para irnos los miercoles a ver películas y a comer una hamburguesa a La Vaguada, de recorrer el barrio, para encontrar sitios donde comer juntos, lejos de la clase, incluso de salir juntos de paseo por la noche, ella venía a mi casa, yo fui varias veces a la suya, nos bañamos en la piscina, y hablabamos, hablabamos de todo un poco, durante horas... Perdimos el contacto un par de años después de salir del Instituto, han pasado casi veinte años desde aquél momento, pero muchas veces, al escuchar algunas de las canciones que compartimos en algún momento ("You make me feel so good", "J´ai perdu la tête", "I got you under my skin", entre otras ), su recuerdo, su mirada y su sonrisa volvían a mi memoria... Hoy he vuelto a quedar con ella, hemos comido juntos, y la magia permanece: al mirarla, al buscar mi reflejo distante en sus ojos gris amanecer... al ver la delicadeza con que se llevaba la ensalada (lechuga, tomate, zanahoria rallada) a su pequeña boca... pero sobre todo, al comprobar cómo sus largas, finas y pálidas manos acompañaban los movimientos de su cuerpo al hablar... de repente, ese segundo gran amor regresó entre nosotros... "Siempre pensé que terminaríamos juntos -le dije-, pero tú nunca me amaste..." Y ella respondió con una sola palabra: "nunca...", mientras en sus ojos tomaba cuerpo una sonrisa triste... ¡Por Dios, cuanto la quise, cuanto la amé! Y ahora, estamos retomando la amistad... y he vuelto a sentirme un adolescente con la cabeza llena de sueños, cuando tomé sus manos en las mías... me sentí tan joven de repente, tan inexperto, que incluso me quedé sin voz... ¿Su nombre? Un derivado de la sabiduría...

Y tercer amor... Yolanda... La conocí durante un viaje a Málaga, invitado por la prima de mi segundo amor... Yo quería conocer la ciudad, estar con mi amiga, descansar, olvidarme de un Madrid que me estaba agobiando cada día más... Pero todos mis planes se trastocaron cuando la conocí... Si hubo un flechazo realmente salvaje en mi vida, fue con ella, con mi "Malagueña salerosa"... Desde el primer momento, se estableció una buena química entre nosotros: yo estaba tremendamente atraído por ella, y a ella le gustaba mi conocimiento de la literatura y de la música, y, por fin, mi personalidad... Había derrotado la timidez... en cuanto salí del Instituto... Esos ojos inmensos que taladran el alma, esa naricita perfecta, los labios carnosos, el pelo por los hombros.. Volví a Málaga en dos ocasiones más, se repitieron los largos paseos, las charlas, algunas de ellas bastante amargas, cuando apareció "el otro"... Yo le mandé una selección de libros que me habían gustado, para animarla a leer... Estuve con ella en Semana Santa (qué impresionante, las procesiones en plena noche, a la luz de las velas...), en la Feria (pescaíto, vino fino en la calle Larios, el bullicio de las casetas, esos trajes...), dimos largos paseos por la playa... Y la última vez que nos vimos, le dije lo que sentía por ella... Su respuesta, la puedes imaginar: "Yo te quiero como amigo... y además vivimos muy lejos... lo nuestro no podría funcionar..." Es cierto, quizás no fueran aquellas sus palabras en sentido literal, pero sin duda, era su esencia... Luego, ella se enamoró de mí... y el resto, está esparcido en muchas entradas, historias, sueños, de este y otros blogs...


¿Otra historia de amor es posible? Ahora mismo... no se me ocurre otra mejor para vivirla...

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