viernes, 9 de septiembre de 2011

DISLOCACIONES

Algunos días, el mundo no tiene mucho sentido... te arrancas de la cama, pero no estás despierto, y en medio de la nada, buscas un sentido a las cosas... no lo encuentras... quizás, porque en el fondo no lo tiene... Alienación... o bilocación... no me importa, pues una parte de mí sigue allí, en la ventana, mirando el jardín, que las primeras luces del día arrancan del Reino de las Sombras, un momento congelado en el tiempo... Un mundo extraño, con zarcillos de niebla, movimientos furtivos, del que solo me separa el cristal... al menos, a esa parte de mi ser que se ha quedado anclada en el tiempo, mirando por la ventana, hacia un amanecer bien distinto...

Distinto, porque no recuerdo ya si fue real... o lo soñé... y por delante de mi cara, siguen desfilando los espectros, con su gélido manto... aunque no son personas... son oportunidades... Me intriga una cosa: que la persiana esté abierta, mi mujer jamás lo habría consentido... Pero me basta con apartar la cortina...

Jamás pensé que fuera tan duro el recuerdo, quizás porque ninguno de ellos refleja mis mejores momentos... son aquellos puntos en los que gestos muy sencillos, cotidianos, habrían bastado para cambiarlo todo, al menos, lo importante... La primera vez que no devolví un golpe... Cuando fingí un accidente para justificar la rotura de las gafas... Aquél beso, que no robé... Las palabras, de amor, que no susurré en su oído... Y sobre todo, tantas veces que no me atreví a sentir, porque no me consideraba lo bastante bueno, para ella...

Y, mientras una parte de mi ser permanece en la habitación, que incluso sabiendo que es la mía, reconozco en parte como ajena, la otra se encuentra en el único lugar de la Tierra donde dejo que me invada la paz... También me envuelve la niebla, el sol ni siquiera se ha extirpado de su cuna de nubes, pero me envuelve una extraña claridad... Hace un rato (¿mucho?¿poco?¿desde siempre?), me senté sobre aquella roca, con las rodillas recogidas contra el pecho, el pantalón pirata de camuflaje urbano, la camiseta de "Iron Maiden" y el forro polar negro... Con la mirada perdida en el océano, escuchando la eterna sinfonía del agua sobre las rocas de la cala, pongo la mente en blanco (de todas formas, es un viejo truco que aprendí en el trabajo, cuando mi Universo, durante doce horas, se reducía a un espacio de dos metros por dos, que no debía atravesar ninguna "persona no autorizada")... Quizás esperaba el amanecer... o necesitaba estar solo...

Cada mañana, al coger el coche para venir a trabajar, me apetece seguir ruta, hasta aquella cala perdida en Asturias, aunque fuera solamente para escuchar el mar... Otras muchas veces, con la guantera llena de música para un largo viaje hacia el pasado y fondos suficientes para el combustible, y en cuanto al lugar donde dormir, no me preocupa; muchas veces, decía, quisiera viajar al Sur, "Por el placer de volver a verla", y buscar en sus ojos la sombra de un esquivo recuerdo... Sí, es cierto, podría coger el AVE, o un avión, pero entonces no sería lo mismo... La carretera (con el GPS, por supuesto), mi música, y yo... y toneladas de recuerdos que jamás vivimos...

Dislocaciones en el espacio y el tiempo... hijas de una noche en vela... y demasiados sentimientos... aplastados, reventados, destrozados, por aquella vieja furcia emplumada que llamamos "realidad"... La certeza de haber tomado demasiadas encrucijadas por el peor de los caminos posibles, y de estar convertido en estatua de sal... Con un pasado que, salvo breves y fugaces destellos borraría por completo (en buena parte, ya lo hice), un presente asfixiante (pero que intento cambiar), y un futuro al que no doy mayor importancia...

Y es entonces cuando atravieso la ventana y las rejas del dormitorio, sin mirar atrás... Es el mismo instante en que me levanto de la roca, y camino hacia el mar, por la cala de piedras y grava... También alzo suavemente su barbilla, y la beso, mientras me hundo en sus ojos marrones... Y salgo del túnel lleno de niebla, devorando los kilómetros, hacia el único lugar del mundo donde podré ser feliz: a su lado... en cuanto salga de esta trampa...

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