viernes, 16 de septiembre de 2011

"DÉJÀ VU"

- Uno - No fue un sueño... Lo sé... Estuvimos juntos aquella noche...


-Dos- No es bueno abusar de la juventud, ni de los primeros años de la edad adulta... Sobre todo, cuando se trata de dormir, y de descansar lo suficiente... Cuando yo era joven, sobre todo en los años finales de la Universidad, cogí la costumbre de dormir por la tarde, después de las clases, y hasta la hora de cenar... Entonces, veía un rato la tele y, sobre la medianoche, me ponía a estudiar hasta el alba... Luego, me volvía a acostar (serían las seis y media de la mañana) hasta las ocho, cuando me reincorporaba al mundo de los vivos, me despejaba con una larga ducha, terminaba los preparativos, y me iba a la facultad... Supongo que hay formas más adecuadas de pasarte dos meses al año, que dormir a saltos no es la mejor opción... pero también es cierto que me concentraba mucho mejor de noche, cuando no había un solo ruido en la casa...

Según se iban aproximando los exámenes finales, y con una larga lista de trabajos para terminar, reducía el número de horas de sueño, gracias al consumo de cafeína en dosis industriales, y demasiados cigarrillos... Por lo que llegaba a pasarme una semana entera, durmiendo un máximo de dos horas al día, en varias tandas... Dicen que el cansancio extremo mejora las capacidades de percepción, la agudeza de los sentidos (al menos, es lo que me pasa a mí)... y fue una de aquellas madrugadas del mes de junio, cuando nos encontramos...

Llevaba toda la noche estudiando "Relaciones Internacionales", (una de mis asignaturas más odiadas, por la incompetencia de la profesora, no por falta de interés), y quizás me pudo el cansancio... pues a duras penas conseguí llegar a la cama, separada por un par de pasos de la mesa de estudio, no sin antes programar el despertador...

En un momento dado, tenía conciencia de mi propio cuerpo, del cansancio absoluto, de la necesidad de seguir estudiando para quitarme de encima aquella asignatura... y minutos después, estaba contemplando mi cuerpo dormido desde el techo de mi habitación... Lo más extraño, es que me parecía completamente normal, flotar en el aire, a unos dos metros del suelo... La sensación de ingravidez era muy placentera, pero al cabo de un tiempo, no sé cuanto, me aburrí de las vistas, y atravesé la ventana de mi dormitorio... lo que no es demasiado recomendable, teniendo en cuenta que vivíamos en un quinto piso...

Con un suave planeo, aterricé en la calle... Había mucha gente, no sería ni la una de la mañana, lo que un viernes en Madrid no deja de ser un horario de lo más conveniente... Al principio, pensé que me había olvidado de ponerme las gafas, porque veía las personas desenfocadas, y otras con total claridad, pero en número muy escaso... No tardé mucho en comprender que en los viajes astrales no se necesitan gafas... Y que te puedes encontrar con personas muy interesantes, como por ejemplo, ella...

Definirla como "una muñeca de larga melena negra y piel bronceada por el sol" sería quedarme corto... aunque ese sigue siendo mi ideal de mujer... Sus ropas eran de color negro, vestido largo de tela y chaqueta de cuero, botas de caña alta, y los labios pintados de negro... ahora la consideraríamos gótica, o siniestra... pero en aquella madrugada del mes de mayo, ella fue la primera persona con quien pude hablar, de lo que nos estaba pasando...

- "¿Novato, verdad?", me preguntó, no sin cierta dosis de chulería...
- "¿Tanto se me nota?", le respondí....
- "Bastante... estás flotando a diez centímetros del suelo... y no paras de esquivar a los demás peatones... ¿No te has dado cuenta de que estás pasando a través de ellos?"
- "¿Soy un fantasma?", le pregunté, bastante asustado...
- "No exactamente... eres lo más parecido a un fantasma, sin estar muerto... Son cosas que pasan, en los viajes astrales... Las personas que ves desenfocadas, son las que te encuentras en la calle, haciendo sus cosas de manera consciente... y los que ves con nitidez, son aquellos que también están haciendo un viaje astral..."
- "¿Por qué eres tan amable conmigo, si no me conoces?", le pregunté...
- "Por simple cortesía... recuerdo lo mal que se pasa la primera vez que viajas...", me dijo ella... "pero en su momento tendrás que devolverle el favor a otra persona, como mínimo..."

Durante un par de horas, estuvimos paseando por Madrid, por muchos de los bares que me gustaban, en la zona de Malasaña, hablando de todo un poco... Me dijo que se llamaba Paula, estudiaba segundo de Medicina, y que siempre le habían gustado las técnicas orientales de relajación, el budismo, y que llevaba un par de años realizando viajes astrales de manera voluntaria... no como yo, que fue accidental... También me dijo que era fácil acostumbrarse a esta técnica, te permitía conocer otras personas, otras realidades, y sentirte más vivo... "Ten cuidado con aquellas personas que veas con el aura negra en tus próximos viajes: no tienen buenas intenciones...", me dijo... y con el tiempo, comprendí a lo que se refería...

- Tres - Aquella noche la pasamos juntos, conociendo a otras personas y hablando con ellas, de nuestras vidas, nuestros sueños, esperanzas... Nos separamos, de manera abrupta, con mi regreso a la conciencia, al sonar el despertador... Durante un par de días, mientras seguía presentándome a los últimos exámenes, terminando los trabajos para la facultad, no tuve tiempo de pensar en lo que había sucedido aquella noche, ni en Paula... Pensaba que fue solamente un sueño, provocado por el agotamiento, las escasas horas de sueño, la cafeína... y me olvidé de ella... Conseguí aprobar el último curso de carrera... incluso la asignatura más odiada...

- Cuatro - Durante unos cuantos días, al viajar en Metro, experimenté la sensación de reconocer algunas caras, algunas personas, a quienes no podía evitar mirar con cierto disimulo... Incluso durante la peregrinación anual a la costa, me estuve encontrando con personas que me sobaban... Era una noche de septiembre, inusualmente fría, cuando entré en aquél bar de Malasaña, que habían inaugurado en el mes de abril, pero donde nunca me había tomado una copa... Había quedado con un par de amigos, y en cuanto traspasé el umbral, experimenté una sensación de "déjà vu"... Yo conocía aquél lugar, en el que nunca había estado... Sabía cómo se llamaban el camarero, el portero... Fue entonces cuando, en medio de una ráfaga de aire frío, entró ella, acompañada por dos amigas, Carmen y Montse... Paula... A pesar de mi timidez, y con la ventaja de conocer su nombre, me acerqué a ella... y reanudamos la conversación en el mismo punto donde la habíamos dejado, varios meses antes... como si no hubiera pasado el tiempo... Después de aquellas dos noches, nos vimos un par de veces más, en los meses sucesivos... Ella terminó sus estudios de medicina, y se marchó de Madrid... Aunque nos seguimos viendo... algunas noches... en sueños...

- Cinco- ¿Cuàntas posibilidades hay de encontrarte con una persona en un viaje astral, y volver a encontrártela después en la realidad?¿Has tenido alguna vez la impresión de haber estado en un sitio que no conoces?¿Has sentido alguna vez que ya habías hablado con un perfecto desconocido? Tal vez, la respuesta a todas estas preguntas sea un rotundo ""...






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