domingo, 18 de septiembre de 2011

EL ÚLTIMO BESO...

"No necesito excusas para amarte, ¿sabes? Es algo que está en mi naturaleza... y en la tuya..." Después de estas palabras, te quedas en silencio... como esperando una respuesta... Y yo, en el fondo de mi corazón, quiero decirte lo que estás esperando escuchar de mis labios...

Y, sin embargo, me callo... Siento los latidos de mi corazón, profundos, rítmicos, que distribuyen la sangre por todo mi cuerpo... y la vieja garra de acero empieza a apretar, con fuerza... Intento concentrarme en la respiración, en sentir cada músculo de mi cuerpo, mientras sigo aferrándome al teléfono móvil como si la vida me fuera en ello... Intento tranquilizarme... convencerme de que todo es un sueño... Tal vez no demasiado hermoso, tal vez francamente agobiante...

Porque te conozco bien... demasiado bien...

Y tú permaneces en silencio... Pero sé que estás allí, al otro lado... del cristal...

"¿Por qué lo hiciste?", te pregunto... aunque no espero realmente una respuesta... "¿Por qué lo hiciste?"... Sé que no puedes verme, estamos hablando a través del espejo del cuarto de interrogatorios de la Policía... Y lo más extraño de todo, es que los dos sabemos dónde está el otro... Que yo lo sepa es algo lógico... puesto que formo parte del equipo de investigadores... Pero que tú lo intuyas, es algo que me produce escalofríos...

Hace unos minutos, cuando te ofrecieron realizar una llamada, ponerte en contacto con tu abogado... decidiste llamarme a mí... Sonó el teléfono móvil que siempre llevo en el ceñidor, en el mismo lado que los grilletes y el espray de defensa, que supuestamente no debo utilizar... Y aquellas primeras notas del "Karmina Burana" me hicieron temblar... antes incluso de que reconociera el número...

"Alexis... escúchame, te lo pido... Aunque solamente sea por los viejos tiempos, por las horas que hemos pasado juntos dentro del coche zeta... por el compañerismo..." Yo te sigo mirando a través del cristal blindado, y tengo ganas de creerte... de pensar que me dices la verdad... pero de alguna manera, desconecto... Y recuerdo...

Hace menos de cuatro horas que te he detenido, en mi propia casa, mientras seguías empuñando el cuchillo con el que habías matado a nuestro hijo... Estabas sentada en el suelo de la cocina, con el cuerpo de nuestro pequeño Serguei en el regazo, el cuchillo de trinchar el pavo a tu lado, en medio de un gran charco de sangre... Los vecinos llamaron a la Comisaría, al escuchar el ruido de una pelea, de muebles rotos y varias voces gritando a la vez... No había huellas de intrusión en nuestra casa... Ninguna puerta o ventana forzada...

Los sanitarios llegaron al mismo tiempo que el coche patrulla... Te arrebataron a nuestro hijo de los brazos, y en ese momento, empezaste a chillar como una loca, a gemir, a llorar... Tuvieron que sedarte, mientras intentaban salvarle la vida, pero sus heridas eran demasiado graves... El examen preliminar del cuerpo habla de "heridas inciso contusas en la zona abdominal, afectando a los pulmones, el intestino grueso, y el corazón"... todo eso, para decir que le mataste de seis puñaladas... a nuestro hijo...

Pero, lo que más me atormenta, mientras te escucho como si estuvieras en un túnel de viento, es el saber que yo podría haber hecho algo, cualquier cosa, para evitarlo... Tendría que haberme dado cuenta, haber reconocido los síntomas, más aún cuando formábamos un gran equipo en la unidad de crímenes rituales... Llevábamos algunos meses centrados en una secta, cuya tapadera consistía en clases de relajación y estimulación del aura gratuitas para principiantes, y que se anunciaba en internet... Sin embargo, se rumoreaba que había algo más, ya que en Barcelona y Sevilla se habían producido sucesos extraños vinculados con la asociación, incluyendo tráfico y consumo de psicotrópicos, lavado de cerebro...

Yo creía que tú eras lo bastante fuerte para infiltrarte en el grupo... y ya desde la primera sesión, que duró doce horas, incluyendo una comida supuestamente ecológica pero que, según las muestras que reuniste, tenían un componente alucinógeno natural derivado del mezcal y el peyote... Por lo que la sesión de la tarde fue mucho más "intensa"... quizás lo más curioso fue el interés prestado por el maestro hacia las mujeres jóvenes y guapas, y su desprecio por los varones... Durante la sesión de grupo, con el pequeño aliciente de los alucinógenos, viviste una "experiencia extacorporal", alcanzando unos niveles de relajación y adecuación del aura que, según el maestro, alcanzaron prácticamente el nirvana, o cualquiera de esas estupideces...

En principio, con las evidencias físicas que obtuviste y el testimonio de dos "arrepentidos", no hacían falta más pruebas... Pero tú querías más, ¿verdad? Incluso sabiendo que se trataba del típico timo basado en las drogas, y que el siguiente paso implicaba un mayor "compromiso con la causa", y unos periodos de convivencia con los "espíritus guía del plano superior", además de ciertos experimentos realizados con el maestro, decidiste seguir adelante... al margen de la investigación... Y no contenta con eso, saboteaste las pruebas que habías recogido en la primera fase... y empezaste a acudir en secreto a las reuniones...

¿Cómo es posible que no me diera cuenta de tus ausencias, de tus citas para ir de compras con las amigas... o de la manera en que te fuiste distanciando de Serguei y de mí? Quizás encontrabas en la secta cosas que no obtenías en el mundo real, en tu trabajo, o en tu familia... y yo no me daba cuenta de nada... Es cierto, mostrabas un poco más de interés en el sexo, puesto que era una manera de alcanzar el "éxtasis", y yo no me podía quejar... aunque no entendía demasiado tu fijación con las corbatas, ni que me obligases a usarla para atarte a la cama... ni tampoco el que insistieras en compartir una infusión "para relajarnos" antes de hacer el amor...

Si todo se hubiera quedado en eso, en sexo más o menos consentido, en incienso y pequeños rituales, no me habría preocupado mucho... Te notaba distinta, pero más feliz... Conseguiste el cambio a otra unidad, por lo que dejamos de trabajar juntos... Nunca me decías a dónde ibas los jueves por la tarde o los domingos por la mañana, pero no me preocupé: los dos necesitamos nuestro espacio de vez en cuando... Hace un mes y medio, tu actitud hacia nuestro hijo cambió... Tenías menos paciencia con él... Te enfadabas por cualquier cosa... aunque nunca pensé que fueras a llegar a esto...

"... tenía que matarlo, ¿me entiendes? Mi maestro me lo pidió, nos lo pidió a todas, que matásemos a nuestros primogénitos a las 11 de la mañana del día 11 de febrero de 2011, para poner en marcha, de nuevo, el ciclo de la vida y la muerte... y que al caer el sol, comprobaríamos que la sangre derramada en todo el mundo había generado un movimiento de renovación..."

No podía soportarlo más tiempo... Simplemente, colgué el teléfono... mientras te seguía mirando, fijamente, a través del cristal... Está anocheciendo... un extraño silencio se adueña de la comisaría... quizás sea un reflejo de lo que pasa en la calle...

La luz tiene un matiz extraño... el cielo se tiñe de rojo... Quién sabe, a lo mejor tu gurú tiene razón, y el sacrificio ha sido efectivo, por lo que se producirá el "arrobamiento", la "selección de los justos", el "ascenso", el "paso a la sexta dimensión"... Tal vez, incluso éste sea el anunciado día del juicio del que hablaban los mayas... o cualquiera de esas sectas que tanto te gustan...

De todas formas, hay una cosa que tengo bien clara... Incluso si es el fin de los tiempos, no pienso irme de esta vida sin hacer una cosa: darte el último beso en los labios... segundos antes de dispararte en el corazón...

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