viernes, 16 de septiembre de 2011

SOBRE LA PIEL...

El agua cae, sobre tu cuerpo, y cierras los ojos unos segundos... Se hace la oscuridad a tu alrededor, y te limitas a sentir, recordar, y soñar... Al abrirlos miras, sin verlas, las grandes gotas de agua casi hirviendo que resbalan por la pantalla de la ducha... Te gustan, porque ellas te hacen sentir tan viva, tan libre, tan diferente... Es tu momento, tu lugar, tu deseo, y también, tu desconexión... Has dejado la ropa bien colocada sobre la silla de vuestro dormitorio, y la ropa interior en el cesto, para no perder tiempo luego, y ser tú misma... No puedes concebir mejor final, tras haber luchado un día con tus experientes y los informes que manejas en el BNP, desconectar del mundo, algunas veces necesitas sentirte limpia, y sobre todo, tener el control del tiempo y del espacio... Por eso valoras tanto tu ducha, diseñada a medida, en una esquina del baño, con sus chorros de vapor que acarician tu cuerpo como un amante infiel... Y las gruesas teselas de azulejos azules y blancos, imitando mosaicos griegos... Incluso pusiste un pequeño taburete blanco... Para olvidarte del mundo...

Se esfuman entre nubes de vapor de todos los pequeños problemas, los inconvenientes de vivir en París, de ir en bus o en metro, cuando hace demasiado frío para utilizar tu "Harley Davidson V-Road Muscle", que te compraste por capricho en 2009, pero que te encanta sentir ronroneando entre tus piernas... Quizás no sea el tuyo el perfil típico de una asesora de grandes cuentas, bajarte de la moto, con tu mono de cuero, quitarte el casco, y sorprender muchas veces a los clientes con tu rubia melena... Por supuesto, te cambias para trabajar, es como desprenderte de lado más felino de tu naturaleza, el más sensual... para convertirte en la eficaz ejecutiva que todos esperan...

Mas esta tarde, el cansancio es tan grande cuando vuelves a casa, que solo te apetece desaparecer en tu cálida tormenta cotidiana... Tu marido sigue sin comprender tus dos amores, la moto y la ducha, y dudas mucho que se vuelva a montar contigo, después de aquél paseo por la carretera que lleva a Fontainebleau... Le gusta tanto como a ti tener el control de la situación... Seguro que a vuestro hijo, Adrián, que termina este año el internado en Suiza, le encantaría tener una igual... aunque de momento tendrá que conformarse con ir "de paquete"...

Después de diez minutos bajo los chorros programables, hoy con esencia de lavanda y eucalipto, la espalda ya no te duele tanto, y la tensión desaparece de tu cuello, y empiezas a lavarte, de la punta de la nariz hasta los dedos de los pies, tocando, acariciando tu cuerpo, como si las manos no te pertenecieran, sino a tu amante perdido... Hace tanto tiempo que no te tocan, que no te acarician, que no te desean de esa manera, que no te sientes mujer, que no puedes evitar recordarle...

Valentín, nacido y residente en Toledo, a quien conociste por casualidad, a través de María, la sobrina de tu amante... Suena tan extraña aquella palabra, sobre todo porque vuestra relación ha sido "casi" siempre virtual y epistolar: a través del facebook, del chat... La clave está precisamente en aquél "casi"... No puedes olvidar aquella gloriosa jornada del 15 de mayo de 2010, San Isidro para más señas, cuando compartisteis unas horas, hermosas e intensas, en San Sebastián... en aquella pensión coqueta y encantadora, después de todo el día juntos...

Es cierto, eres una mujer muy femenina, pero también muy sensual, y no puedes concebir la vida sin el amor, la pasión y los sentimientos... Aquella escapada te ha servido para recuperar la cordura, recordar sus manos sobre tu cuerpo, ahora son las tuyas quienes te acarician... Os prometisteis mutuamente que no habría segunda parte, que era lo que necesitabais para aceptar vuestras grises vidas, y sin embargo... sin embargo, te gustaría repetir aquella experiencia, quizás incluso por más tiempo, un fin de semana entero, o un puente, juntos, en cualquier lugar... Hacer el amor muy despacio, disfrutar de una cena agradable, compartir cada minuto...

Terminas de ducharte, exponiendo tu hermoso cuerpo a las ardientes caricias del agua helada, durante tres largos minutos... Luego, saltas fuera de la ducha, para envolverte con la toalla caliente, hoy blanca, mañana amarilla, y luego, quién sabe... te secas… despacito... es casi una larga caricia íntima, y esa desconocida, que te observa desde el espejo empañado, te hace sentir un poco incómoda... por sus intensos pensamientos...

Tu marido está fuera, como siempre, el prestigioso cirujano no tiene tiempo que desperdiciar con su mujer, lo más posible es que vuelva tarde, y tampoco te preste atención... Toda la casa te pertenece, bueno, a ti y a vuestro gato "Pituso", que no tardará mucho en subirse a vuestra cama, pero ahora estás tan cansada, tan hastiada, que apagas la luz, y vas al dormitorio, retiras la manta, y te deslizas, desnuda, entre las sábanas de algodón, y te duermes...

Y en sueños, vuelves a sentir sus manos, recorriendo tu cuerpo, murmurando tu nombre muy bajito: "Valentina"... Cuando despiertes y te vistas de nuevo, te meterás en el chat... y le buscarás... Pero será más tarde... volverás al mundo de los vivos, a las presiones, prepararás algo para cenar, te ocuparás del gato, del marido, pero de momento, eres libre, y te olvidas del mundo entero, sumergida en tu cálido universo...

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