viernes, 16 de septiembre de 2011

DESPEDIDA....

Un último "BIP" del sistema de soporte vital, y se terminó el juego... así, sin más: no hubo llantos, ni gritos, solo tristeza, y desencanto... Tampoco hubo un frenesí de médicos y personal sanitario, de todas formas, se trataba de un "no reanimar", expresado por escrito y ante testigos, tal y como indica la Ley... Y, sin embargo, quedaban tantas cosas por hacer, por decir... La mujer, agotada después de tantos días y noches en vela, de repente ha encogido, y su piel parece más translúcida... Los especialistas de la Unidad de Trasplantes han realizado un buen trabajo, cumpliendo su última voluntad... Con un poco de suerte, se salvarán algunas vidas... Los hijos no han podido llegar a tiempo, ni siquiera el de Barcelona... Ha sido repentino... Uno de los nietos no ha ido al instituto aquella mañana, y por eso, ha podido cerrarle los ojos... Un lento reguero de compañeros de trabajo se asoma por la puerta, a presentar sus respetos a la viuda... Breves miradas al muerto... algún comentario... "Pobrecito... qué delgado se ha quedado..." "Parece descansar tranquilo...""Ha tenido clase, hasta para morirse...""Al menos, no ha sufrido... Un aneurisma cerebral..."

El nieto, la viuda y el muerto... No hay más actores en la habitación... Como no cuentes los recuerdos, la vida en común, los sueños vividos y los roncados, las buenas obras cometidas, y los malos y buenos pensamientos... A las dos horas de la muerte, se ha corrido la voz, que no en vano la mujer se ha pasado toda la vida trabajando en aquella clínica, en distintos turnos, pero siempre con la misma dedicación... En cuanto a él, siempre ha sido el marido que iba a buscarla varias noches a la semana, escritor y bastante poeta... y ganándose la vida con mil trabajos distintos...

Llega Liu, la hija mayor, le da un beso a su madre, otro a su padre, y se sienta en la silla de las visitas, mientras coge levemente su mano... Todavía queda un rastro de calor... Su cara está perfecta... La habitación está en silencio, ni siquiera se escucha el roce del hábito de las religiosas, y por suerte, no hay rezos ni rosarios... A la una y media de la tarde, se abre la puerta, entra Joao, es otro de los hijos, de ascendencia brasileña, saca su "ipod", dos pequeños altavoces, y lo pone en marcha... Los acordes de "Brothers in arms" suenan en la habitación... Después se escucharán otros temas, de Pink Floyd, Dire Straits, Nino Bravo, Carlos Gardel, porque a su padre siempre le gustaron muchos tipos de canciones distintas... menos el flamenco... Sobre las tres, llega Joseph, el hijo de Barcelona... a media tarde, los otros dos nietos... Y algunos de los hijos acogidos temporalmente...

A falta de hijos propios, abrieron sus corazones y su casa a una larga serie de niños que necesitaban un poco de seguridad, de estabilidad... Las primeras veces fue un poco más complicado, por la falta de experiencia, por eso resultó determinante el compromiso de las abuelas, la hermana, y las monjitas... Separarse de un niño que has estado cuidando durante varios meses no es sencillo, por mucho que intentes recordar que es por su bien... Joseph, Joao y Liu fueron adoptados por el matrimonio... y también por una larga colección de gatos, todos ellos llamados "Chiqui", y de galgos...

"Un hombre bueno", con alguna zona oscura, como todo el mundo... "Un buen escritor, sin mucho éxito"... hace ya algún tiempo, que el nieto ha colocado sobre la mesilla un libro de visitas, en el cual van surgiendo las palabras, de apoyo, de recuerdo, de despedida... Dentro de un par de horas, trasladarán el cuerpo al tanatorio... Por expreso deseo del difunto, nadie se quedará a velarle, aunque ha pedido que le pongan un par de películas en el DVD portátil, "para que sea más interesante la espera... antes de la barbacoa"... También ha pedido que metan en el ataúd ecológico un bote de "Ketchup Heinz", y otro de mayonesa "Hellmans"... aunque a él le habría gustado que incorporasen una muestra de cada una de las 57 especialidades...

Él nunca creyó en la otra vida, ni ya que estamos, en la misma muerte... Tal vez por eso, le encantaría poder escribir uno de sus cuentos, hablando de su experiencia, de la sorpresa que se ha llevado al comprobar lo equivocado que estaba en tantas cosas, y lo acertado en otras muchas... Mas poco puede hacer, al margen de hablar con los compañeros de habitación, que no en vano los hospitales y las clínicas están repletos de fantasmas, y darle un beso en los labios a su mujer, amiga y compañera... mientras siente que ha llegado el momento... y le pesa, no haberse despedido... del mar...

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