miércoles, 21 de septiembre de 2011

PERSIGUIENDO A LA MUSA...

Tarde de domingo en Madrid... Extrañas músicas suenan en la radio, que de cualquier manera, solo me sirve para esconder el "run-rún" de mis propios pensamientos... circulares, por cierto... algo extraños y caóticos... Mil palabras que se aturullan antes de llegar a ninguna parte... El fantasma de la muela y el cóctel de antibióticos y Buscapina no ayuda demasiado...

Y sin embargo, me apetece escribir... algo, pero no cualquier cosa...

Argumentos de historias no escritas se dan cita en la punta de mis dedos, luchando fieramente por llegar hasta la negra superficie, protectora y profética, del teclado... Aunque los voy desechando, uno detrás de otro... ninguno me convence... ni una historia de fantasmas... ni una carta de un padre... ni siquiera un poema... La jaqueca, entrañable compañera en la casa desierta, me sugiere ideas fragmentarias... Salvo que no estoy en casa... Solo, frente al teclado, con el canarito cavernicola y la rana a la derecha... y los pitufomonstruos acechando a Piolín a la izquierda... De momento, está siendo un día de mierda, digno colofón de un fin de semana, puesto que ya es martes...

Pasan las horas... demasiado lentas... y los minutos... se hacen eternos... sueño con volver a casa, comer algo, y dormir la siesta... pero sobre todo, descansar... Pensamientos inconexos vagan sobre el teclado, y ni siquiera la férrea voluntad me permite dominarlos... Admiro a los escritores que son capaces de sentarse ocho horas delante del teclado, y que consiguen producir algo coherente...

Hablando de coherencia... hoy he aprendido una buena lección: no te metas donde no te llaman... y no hables de aquello que no conoces... Porque al final, pagas el pato... y puedes hacer daño a personas queridas... Esta vez, me he salvado de la quema... solamente me han incinerado en efigie... aunque durante algunos días, traeré un amuleto de protección al trabajo... que el ambiente está un pelín cargado... Y de todas formas, me traeré un par de dientes de ajo...

¿Qué habrá sido de ella, durante estos días? Cuando volvió a casa, no me lo quiso decir... Pero la he notado muy cansada... Dice que ha sido un viaje de estudios, hasta la isla de Pascua, para calentarse en los fuegos del Edén... Me ha traído una estauita, que ahora adorna un rincón de la mesa... y una flor marchita, que llevaba detrás de la oreja...

Dice que en el retiro, estaban prohibidos los móviles, y que no había teléfono fijo... y por eso no me ha contado nada... aunque yo he notado muchísimo su ausencia... Me duele tantísimo la cabeza, que me cuesta mantener los ojos abiertos...

Por lo menos, ella, mi hermosa y esquiva musa, de larga melena negra y ojos profundos como una mina de carbón, ha vuelto... Ahora, tendré que ayudarla a deshacer la maleta... Y veremos qué cosas me ha traído, camufladas en el equipaje... Por supuesto, yo no comprendo como una criatura que vive y evoluciona en otra dimensión necesita ropa... puesto que las musas que conozco (y son unas cuantas, que me han dado por imposible) llevaban solamente unos vestidos de un material metálico de apariencia muy ligera, y tornasolados colores que cambiaban según su estado de ánimo... Por eso, me extraña mucho que la maleta sea tan pesada... O que haya podido traerla consigo desde el musódromo, un discreto aeropuerto privado cercano a Barajas...

Sin embargo, cuando la abro, lo comprendo... Está llena de arena de playa, "...de Anakena", me confirma en un susurro... mientras me da un beso en la mejilla... con olor a mar... Mi musa viajera, que me ha traído una maleta llena de arena de playa... para combatir mis ansias de mar...

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