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miércoles, 21 de septiembre de 2011

MOMENTOS EN LA NIEBLA...

Sábado 11 de diciembre de 2010... una densa capa de niebla cubre la ciudad, que despierta lentamente tras una larga, larguísima noche, de cenas de empresa, besos robados, muchas risas, algunas lágrimas... El fantasma de las navidades pasadas sigue haciendo de las suyas, salvo que esta vez, se camufla, se esconde, en el corazón de la niebla... Y mientras estoy conduciendo hacia el trabajo, con las ventanillas abiertas para recibir aunque sea algunas ráfagas de recuerdos, algunos de ellos auténticos, otros inventados y unos cuantos futuribles, tengo la impresión de no estar tan solo... Es cierto, ir en coche no es muy "glamouroso", la introspección habría sido mucho más profunda de encontrarme paseando por uno de mis lugares mágicos, el Parque del Capricho (Alameda de Osuna, Madrid, España...), pero de todas formas... percibo las sombras en la niebla... y me alcanzan los recuerdos...

1983, más o menos cuando los Dinosaurios caminaban sobre la Tierra fue uno de los años que, hasta el momento, recuerdo con más cariño... Y surgieron las sombras en la niebla, durante una estancia con compañeros del instituto Saint Exupéry... Creo que fue la primera ocasión en que mi hermana y yo salimos de casa de nuestros padres durante tantos días, para descubrir un Albergue dentro de un hermoso pueblo cántabro llamado Bárcena Mayor... "Mágico", es la palabra que mejor define aquella estancia... Y hubo momentos de niebla, durante una excursión hasta una ermita en la que pernoctamos, metidos hasta las cejas en los sacos de dormir... Pero, por primera vez en la vida, no tenía miedo ni de la niebla, de la soledad, de la tristeza... Y por eso, recuerdo aquella niebla, densa hasta el punto de no poder distinguir tu mano, con cariño...

Cae la niebla, en la costa de Irlanda... Paseo lentamente por la playa desierta, y solo estamos el mar, el sonido de las olas en la playa de guijarros, y yo... Solo, por no variar, aunque aquella mañana tenía demasiadas cosas en la cabeza... detalles sin importancia, como los planes para el futuro, lo que me gustaría ser "de mayor" (seguía en el instituto), con el acre sabor de un cigarrillo en la garganta... No hace frío, quizás lo llevo dentro... y recuerdo pocos momentos de soledad más absoluta que aquél rato, acunado por las olas...

París, siempre París... un viaje con toda la familia... Un pequeño hotelito, cerca de Montmartre, con unas escaleras tremendas, aunque mi abuelo por aquél entonces se encontraba en buena forma... Y nos sorprendió la niebla... La ciudad parece desierta, como una de aquellas venerables cortesanas que recurren a todo tipo de afeites y potingues para disimular el paso del tiempo... Seguimos caminando, todos juntos, mamá, papá, mi hermana, el abuelo, y yo... Descubriendo los puestos de los vendedores de libros a la orilla del Sena, y la impresionante silueta de la Tour Eiffel... Todavía me persigue el sabor de las crêpes con chocolate...

1989... Han pasado unos cuantos años desde el regreso de Bárcena Mayor, cuando me decido a emprender una marcha en solitario desde Cabezón de la Sal hasta el pequeño y maravilloso pueblo... El trayecto a Santander en tren es tan largo como yo recordaba... Solamente llevo una mochila de alta montaña, el saco, la esterilla, la cantimplora y varios libros de lectura, algo de ropa... y tres cosas fundamentales: un buen mapa del Ejército, una brújula, y una linterna... Y, como no puede ser de otra manera... me sorprende la niebla en medio de ninguna parte, al final de la etapa... y me refugio en la vieja ermita para dormir...

1994... Marcha de alta montaña con el Club Iberia, en el Pirineo Aragonés... La lluvia, el mal tiempo, nos impiden coronar la segunda cima, que dejaremos para otra expedición... Largo, larguísimo tramo, descendiendo por los canchales, acompañado por el sonido de las pequeñas piedras que se desprenden ladera abajo... el silencio se rompe de vez en cuando por la voz de otros montañeros... Por lo menos, hemos visto el Aneto, y subido otra impresionante cima... Termino la etapa conduciendo hasta Logroño, en medio de una tremenda niebla... que parece no tener fin...

Mañana del mes de agosto... Una densa niebla lo cubre todo: las tiendas de campaña, el acantilado, el cámping con todas sus instalaciones... Es tan densa, que incluso borra el sonido del mar... y no se escuchan los roncos lamentos de las olas sobre las piedras de la cala... Esquivas siluetas se mueven de manera furtiva... Sentado en la puerta de la tienda, acaricio al gato, pensando en el paso (y el peso) del tiempo...

Mañana de diciembre... cuando se esfuma el mundo... y renacen los recuerdos...

domingo, 18 de septiembre de 2011

LOS TEMIBLES ISIS

No nos engañemos: a nadie le gustan las historias que no tienen un final, aunque éste no sea precisamente feliz... Y si se trata de un tema (senti)mental, mucho menos... Al menos,es lo que me pasa a mí... y por eso, cada cierto tiempo, escribo en modo casi automático algún cuento sobre aquellos amores pretéritos y, por supuesto, imposibles y en gran parte olvidados... Por eso, y aunque sea con la justa dosis de nostalgia y de masoquismo "light" que nace de los viejos recuerdos, intento imaginar otros presentes, y otros pasados, distintos...

En mi DNI, tendrían que poner: "Estado civil: enamorado del aire", y en profesión, "romántico empedernido", al menos, para esas mañanas de niebla, en las que el mundo desaparece, y los propios límites de la realidad se esfuman... y quizás, también un puñadito de convencionalismo, para sazonar la mezcla...

Muchos de estos amores, los más importantes y el único correspondido, están contenidos en una de las primeras entradas del blog, "Segundo y séptimo amor", una larguísima crónica que no deja de ser una de las más sinceras y personales... Si fuera un pelín más coherente con la permanencia de los sentimientos, tendría que titularse "Segundo, quinto y séptimo amor", puesto que estas tres mujeres, adolescentes cuando nos conocimos y cuyos nombres llevo grabados a fuego no solamente en el corazón, son las que más han influido en mi vida... y de hecho, me casé con la séptima... y las tres se conocen y se aprecian...

Por supuesto, han ido surgiendo otros amores, locuras de un solo momento, de una mirada o de un gesto, pero que consiguen acelerar el ritmo de mi corazón... o despertar uno de los temibles "Isis"... y no me refiero a la diosa egipcia, no... sino a esos instantes en los que te planteas cosas del estilo "¿Y si nos hubiéramos conocido antes? ¿Y si ella me hubiera amado?¿Y si hubiera seguido el consejo de mi suegra, cambiando de ciudad?¿Y si no hubiera perdido aquél tren hacia la costa?"

Normalmente, mi parte más racional de Géminis (sí, no me pegaba otro signo del zodiaco...) se encarga de mantener controlados los sentimientos, especialmente porque los futuribles hacen mucho daño, y te complican la vida en el presente... menos mal que mi mujer no es demasiado celosa (un beso, peque...), y nos conocemos hace demasiados años como para tomarnos en serio mis devaneos literarios... Pero mi parte más romántica sigue al acecho... y en mañanas de niebla o en noches de luna llena, me hace recordar otros tiempos, otras caras, otros nombres, otros sueños, otras manos, otros labios que nunca probé...

Y, de alguna manera, aquellas niñas, adolescentes o mujeres, que a los cuarenta años llevo demasiado tiempo enamorándome del aire, consiguen colarse por alguno de los resquicios de la conciencia... convirtiéndose en cálidos fantasmas de rasgos desdibujados y voces casi siempre olvidadas, que se quedan un tiempo (minutos, horas...) rondando en los límites de la realidad y de la conciencia... Hasta que consigo atraparlas en una telaraña de palabras o de versos... y transformarlas en una de las entradas de mi "blog"... donde permanecen, cautivas en el tiempo...

No te extrañes pues, querido lector, si muchas veces te encuentras con un nombre de mujer, o con un personaje femenino, o con mi amada y querida musa, nacida de mil y un recuerdos y compuesta de retazos de mujer... Será que uno de los temibles "Isis" se ha cruzado en mi camino...


domingo, 11 de septiembre de 2011

PRIMER, SEGUNDO Y TERCER AMOR...

El amor de una madre por su hijo es el primero que experimenta la humanidad... sobre todo porque precede incluso a la vida... Sí, antes de que digas nada: nos centramos en un estereotipo, el de madre con ciertos recursos, con una pareja, y que lleva en sus entrañas un hijo deseado y buscado... otros momentos habrá para mencionar la violencia de género, los embarazos no deseados, los matrimonios concertados... pero hoy estamos hablando de amor... No puedo evitarlo, se me van los ojos detrás de las embarazadas, cuanto mayor sea la barriguita, más me gustan... ¿Es cierto que se ponen más guapas? Yo creo que sí, descarada y rotundamente, sí... Y quizás, en ningún momento están más bellas, que cuando se llevan la mano al vientre, como acariciando al niño para tranquilizarlo... Varias compañeras de trabajo estánembarazada, y no puedo olvidar lo que sentí, cuando me dejó posar la mano sobre su barriguita, en el momento preciso en que el niño le estaba dando una patadita...

Cuando me enamoré por primera vez en la vida, no tenía demasiado claras las cosas, ni por qué sentía ese extraño hormigueo en el pecho cuando la miraba desde el otro lado del patio, ni qué nos hacía tan diferentes de las niñas... bueno, y si nuestras miradas se cruzaban, sentía a la vez calor, frío, sequedad de la boca, incluso cierto grado de parálisis... En otras palabras, mi timidez era tan grande, y al mismo tiempo me sentía tan poquita cosa, que tardé más de un año en dirigirle la palabra, incluso siendo compañeros de clase... Era una hermosa niña, con esa belleza especial, no muy llamativa, pero dulce... El recuerdo de las nubes de fresa... No, no pienso dar nombres, ni descripciones más precisas, no me parecería justo... Solamente os diré, que le escribí la primera carta de amor de toda mi vida... y que jamás obtuve respuesta... También fue la primera de mis no-relaciones, pero en el fondo, me bastaba con estar enamorado... ¿Mi primer beso? Jugando a la botella en la fiesta de cumpleaños de un amigo... creo recordar que en el garaje... ¿Pero quién sabe besar, a los 10 años? Yo, desde luego, no... Mucho tiempo después, pero mucho mucho mucho, aprendí...


Mi segundo amor fue distinto, yo me encontraba en las primeras fases de la adolescencia, con las hormonas revolucionadas... y casi en toda mujer/muchacha que conocía, encontraba algo que me gustaba... estaba completamente enamorado... del Amor... Pero si hubo alguien, tremendamente especial, fue ella: coincidimos en la misma clase, durante los últimos años del instituto. Durante mucho tiempo, me moví entre la amistad y el amor, compartíamos recreos en el patio, ratos de soledad juntos sobre el respaldo de un banco de hormigón, y esas conversaciones tan especiales, hechas de silencios cómodos y de miradas cómplices... En el fondo, no eramos más que dos almas distintas, que se sentían solos, diferentes del resto, con sueño e inquietudes que nos diferenciaban de los demás niños... pero que tuvieron la suerte de coincidir... Al menos, el mundo ya no nos parecía un lugar tan grande... ¿Que si estaba enamorado de ella, de esa muchacha de melena larga y negra, de piel blanca, ojos increíblemente bellos de color aguamarina, de labios y boca pequeños, con las piernas más largas y hermosas que había visto nunca, que era capaz de hablar con todo su cuerpo, y no solo de hablar, sino de sonreír, y que me producía escalofríos cada vez que me rozaba?

Sí, rotundamente, sí, ella era mi mundo, mi sueño, mi cómplice, por ella hacía cualquier cosa... Hasta soñar con un futuro juntos... ¿Que si ella me quería...? Solamente como amigo, como compañero, pero nada más... Me costó muchísimo tiempo decidirme a expresar mis sentimientos, porque al margen de ellos, estaba nuestra amistad... Fue una de las primeras veces en mi vida, que escuché esa terrible frase: "Te quiero mucho... pero como amigo...", mas al final, seguimos siendo grandes amigos, hasta que salimos del instituto... ¡La de veces que nuestros compañeros de clase insinuaron que estábamos saliendo juntos, y cosas peores!

Fueron años de complicidad, de hacer pellas sistemáticamente en clases de latín, para irnos los miercoles a ver películas y a comer una hamburguesa a La Vaguada, de recorrer el barrio, para encontrar sitios donde comer juntos, lejos de la clase, incluso de salir juntos de paseo por la noche, ella venía a mi casa, yo fui varias veces a la suya, nos bañamos en la piscina, y hablabamos, hablabamos de todo un poco, durante horas... Perdimos el contacto un par de años después de salir del Instituto, han pasado casi veinte años desde aquél momento, pero muchas veces, al escuchar algunas de las canciones que compartimos en algún momento ("You make me feel so good", "J´ai perdu la tête", "I got you under my skin", entre otras ), su recuerdo, su mirada y su sonrisa volvían a mi memoria... Hoy he vuelto a quedar con ella, hemos comido juntos, y la magia permanece: al mirarla, al buscar mi reflejo distante en sus ojos gris amanecer... al ver la delicadeza con que se llevaba la ensalada (lechuga, tomate, zanahoria rallada) a su pequeña boca... pero sobre todo, al comprobar cómo sus largas, finas y pálidas manos acompañaban los movimientos de su cuerpo al hablar... de repente, ese segundo gran amor regresó entre nosotros... "Siempre pensé que terminaríamos juntos -le dije-, pero tú nunca me amaste..." Y ella respondió con una sola palabra: "nunca...", mientras en sus ojos tomaba cuerpo una sonrisa triste... ¡Por Dios, cuanto la quise, cuanto la amé! Y ahora, estamos retomando la amistad... y he vuelto a sentirme un adolescente con la cabeza llena de sueños, cuando tomé sus manos en las mías... me sentí tan joven de repente, tan inexperto, que incluso me quedé sin voz... ¿Su nombre? Un derivado de la sabiduría...

Y tercer amor... Yolanda... La conocí durante un viaje a Málaga, invitado por la prima de mi segundo amor... Yo quería conocer la ciudad, estar con mi amiga, descansar, olvidarme de un Madrid que me estaba agobiando cada día más... Pero todos mis planes se trastocaron cuando la conocí... Si hubo un flechazo realmente salvaje en mi vida, fue con ella, con mi "Malagueña salerosa"... Desde el primer momento, se estableció una buena química entre nosotros: yo estaba tremendamente atraído por ella, y a ella le gustaba mi conocimiento de la literatura y de la música, y, por fin, mi personalidad... Había derrotado la timidez... en cuanto salí del Instituto... Esos ojos inmensos que taladran el alma, esa naricita perfecta, los labios carnosos, el pelo por los hombros.. Volví a Málaga en dos ocasiones más, se repitieron los largos paseos, las charlas, algunas de ellas bastante amargas, cuando apareció "el otro"... Yo le mandé una selección de libros que me habían gustado, para animarla a leer... Estuve con ella en Semana Santa (qué impresionante, las procesiones en plena noche, a la luz de las velas...), en la Feria (pescaíto, vino fino en la calle Larios, el bullicio de las casetas, esos trajes...), dimos largos paseos por la playa... Y la última vez que nos vimos, le dije lo que sentía por ella... Su respuesta, la puedes imaginar: "Yo te quiero como amigo... y además vivimos muy lejos... lo nuestro no podría funcionar..." Es cierto, quizás no fueran aquellas sus palabras en sentido literal, pero sin duda, era su esencia... Luego, ella se enamoró de mí... y el resto, está esparcido en muchas entradas, historias, sueños, de este y otros blogs...


¿Otra historia de amor es posible? Ahora mismo... no se me ocurre otra mejor para vivirla...

viernes, 9 de septiembre de 2011

CEMENTERIO DE SENTIMIENTOS

Hoy puede ser uno de esos días, en los que todo salga bien... o mal... pero mi legendario pesimismo, cuando estoy con "esos días del mes" (que a mí también me cambia el carácter cuando mi mujer está con la regla) me lleva a pensar que será una de aquellas jornadas más dignas de olvido que de recuerdo... tal vez porque se me resisten las ideas... o porque las cosas que de verdad me apetecería decir o contar, ni tienen interés, ni me reportarían beneficios...

Cartesiano, racionalista, y bastante calculador, al margen de obsesionado con el control, cuatro características que no se llevan bien con un romanticismo desbordante y avasallador, pero que se complementa a la perfección con mi ascendencia géminis. Me pega, creo que también sería un buen capricornio, pero también un escorpio aceptable, por esa pequeña vena sádica que me sale de vez en cuando, aunque intento controlarla... menos en las historias de terror... Hoy es uno de esos días, en los que todo es posible, más bien cosas malas que buenas... Ni siquiera mi amigo Maslow es capaz de animarme esta mañana... y, como dicen en la canción del grupo "Eagles", "You're afraid it's all been wasted time", es decir, tienes miedo de que todo haya sido una pérdida de tiempo... Hoy, casi podría indicar el sentimiento que se encuentra sepultado debajo de cada lápida, de cada cruz, por lo menos, de las más grandes... Empezando por la derecha, esa cruz celta sería la confianza en los demás, en algunos "amigos", aunque siempre he sabido que la "amistad" en las redes sociales es muy relativa. Aquella lápida, delante a la derecha, es el escondite de la "fortaleza", pero quizás dentro de un rato la saque a pasear... Bajo la lápida sobre la que se posa el pájaro está sepultada la "autoimagen", que por mucho que me burle de mí mismo (recuerda "Le seguían llamando pelo rata"), el paso del tiempo se nota... Aquellos dos obelisco afilados esconden el "orgullo" y la "autoestima". Hay dos piedras, una grande, y otra pequeña, la primera esconde la "felicidad", y la segunda, la "risa"... El monolito con la estatua decapitada es el escondite de la "esperanza"... Y bajo la primera a la izquierda... yace el "amor verdadero"...

No, quizás hoy sea el mejor día para guardar silencio...