sábado, 16 de junio de 2012

MEMORIAS DE LA PIEL MOJADA...

El agua cae, lentamente, sobre tu cuerpo de eterna adolescente, y miras, si verlas realmente, las grandes gotas de agua casi hirviendo, que te apasionan, porque ellas te hacen sentir tan viva, mas sobre todo, tan completamente libre, tan diferente...
No puedes concebir, tras un día completo con tus monstruitos, pero también con sus padres, nada mejor que tu ducha, diseñada a medida, en una esquina del baño, con sus chorros de vapor que acarician tu cuerpo como un amante infiel...
Por eso, comienzas a olvidarte de todos los pequeños problemas, de los inconvenientes de vivir en París, de ir en bus o en metro, y muchas veces, el cansancio es tan grande cuando vuelves a casa, que solo te apetece desaparecer en tu cálida tormenta cotidiana... Después de diez minutos, la espalda ya no te duele tanto, y la tensión desaparece de tu espalada, de tu cuello, y empiezas a lavarte, de la punta de la nariz a los pies, tocando, acariciando tu cuerpo,
como si las manos no te pertenecieran, sino a tu amante desconocido... Es cierto, eres una mujer muy femenina, pero también muy sensual, y no puedes concebir la vida sin el amor, la pasión y los sentimientos,
Terminas de ducharte, exponiendo tu cuerpo de eterna reina adolescente, a las ardientes caricias del agua helada, durante tres largos minutos... Por eso, saltas fuera de la ducha, para envolverte con la toalla caliente, hoy blanca, mañana amarilla, y luego, quién sabe... te secas suavemente, placenteramente, es casi una larga caricia íntima, y esa desconocida, que te observa desde el espejo empañado, te hace sentir un poco incómoda...
Tu marido está fuera, como siempre, toda la casa te pertenece, bueno, a ti y al gato, pero ahora estás tan cansada, tan hastiada, que apagas la luz, y vas al dormitorio, retiras la manta, y te deslizas, desnuda, entre las sábanas de algodón blanco, y te duermes...

Después, más tarde, volverás al mundo de los vivos, a las presiones, prepararás algo para cenar, te ocuparás del gato, del marido, de los niños, pero de momento, eres libre, y te olvidas
del mundo entero, sumergida en tu cálido universo, tan caliente, de la infancia...

viernes, 30 de marzo de 2012

DE LO EXQUISITAMENTE IMPERFECTO...


Nunca he creído en la perfección, ni que fuera deseable... Dame un ser perfecto, y tendrás al más aburrido del universo, porque nunca hará nada para intentar mejorarse, ni tan siquiera para permanecer inalterable en el tiempo y el espacio... Enséñame una mujer que, por sus exquisitas curvas y rectas, alcance el rango de Diosa del Olimpo, y yo desvelaré para ti la muestra de mil y una cirugías, composturas, arreglos...

No me gustan las mujeres ni los hombres recauchutados, y por eso, sospecho, recelo, investigo, husmeo, hasta que detrás de tanta capa superpuesta de absoluta y aparente belleza, encuentro demasiadas veces almas muertas, cascarones vacíos carentes de todo interés, salvo el puramente estético... ¿Quién desea despertarse, mes tras mes, año tras año, al lado de una muñeca de plástico, con labios al "botox" y párpados de colágeno planchado?¿Y más aún sabiendo que nada en ella es auténtico, verdadero? ¿Que cuando la conociste, tenía una 85-B... y ahora una 110?

Y lo que es peor... siendo consciente de que por ti, siempre pasará el tiempo... Y que al final, tendrás que someterte, tú también, a los dictados del bisturí... Unas veces, para implantarte pelo, cabello a cabello, en una lucha perdida de antemano contra la gravedad, y contra el tiempo... O teñirte el pelo de color negro ala de cuervo... Otras, para quitarte arrugas, patas de gallo, surcos provocados por la risa... Torturado por monitores sádicos, o gastando enormes cantidades de dinero  Y terminarás siendo tan falso como ella... Y tendrás una cara tan maravillosa que en tu funeral, podrá asumir que de verdad estás muerto... Incluso los pequeños gusanos, mientras devoran lentamente tus restos, tendrán que ir apartando, como en el caso de tu señora, lo natural de lo artificial, lo genuino de lo adulterado...

Por eso, cuando la ví por primera vez, durmiendo tranquilamente en el vagón del Metro, tuve ciertas dudas sobre ella, para mí era perfecta... y lo sigue siendo... Pues nuestras miradas se cruzaron al entrar en la estación, y pisamos juntos el andén... Allí, nuestros caminos se separaron durante un tiempo... Media hora, más o menos, pues tú eras la nueva compañera de quien me habían hablado, que se incorporaba desde la sucursal en La Moraleja...

Y yo me sentía confuso, intimidado, a pesar de tu cordialidad, de tu buen carácter, de tu hermosura, del interés que ponías en aprender las peculiaridades del centro, del trabajo... Pero yo seguía estando inquieto, porque tú encarnabas perfectamente mi ideal de mujer: morena, ojos negros, pelo largo, labios turgentes, nariz pequeña, una noventa de pecho, piernas largas y torneadas...

Eras casi demasiado perfecta para ser real... o al menos, recomendable... Por eso, hasta que no pasaron dos semanas, y no viniste al trabajo con una blusa un poco escotada, y te inclinaste sobre mí, no pude ver el dulce secreto que escondían tus senos... Pues allí, justo en el limbo entre la copa y tu níveo pecho izquierdo, asomaba un lunar negro... Y yo me quedé prendado de él... pues en ti, era el detalle exquisitamente imperfecto que, sacándote del Olimpo de las diosas, te volvía perfectamente humana... Y no pude evitar que mis labios se fruncieran en una gran sonrisa...

POR UN PUÑADO DE CARTAS...


Esta noche he soñado... que no me amabas... Y me desperté temblando, y llorando a la vez, de soledad, y te busqué, al otro lado de la cama... pero no estabas... Sueño o realidad, en el fondo, nada más importa... Cuando se trata de sentimientos, de pasión y de amor... En silencio, caminé hacia el corazón de la noche, por la casa desierta, buscándode... y allí estabas... llorando, en la cocina, y tus lágrimas caían en la taza, enfriando la mezcla de tila, mejorama, menta y poleo... Te miro, en silencio, desde la puerta del comedor... Tienes la cabeza gacha...

Y sobre la mesa, estaban aquellas cartas... que jamás tendrías que haber descubierto, puesto que me las escribió otra mujer, mi gran amor, perdido, imposible, y no por ello, menos valioso... Siempre las guarbada en el mismo sitio, en el archivador de la Renta, y muchas tardes, las releía... Era una manera de sentirla más cerca, de imaginar incluso su presencia, su respiración, tan suave, que ni siquiera movería la más liviana de las plumas de una paloma... y de recrear sus besos... de aquella otra mujer, que alimentaba mi alma...

Tengo ganas de abrazarte, de besarte, y tocarte, para que sepas que estoy aquí, contigo... pero no hago nada... Simplemente, me quedo quieto...

¿Cómo explicarte que mi corazón siempre ha sido demasiado grande, para que tú pudieras llenarlo, con tus ausencias, y tus presencias? ¿Cómo decirte que siempre te he sido fiel, que ni siquiera nos hemos besado?¿Que solamente a vosotras dos os he entregado mi corazón y mi alma?

Y, sin embargo, allí están las cartas... Lo sé, tendría que haberlas destruído hace tiempo, pero nunca encontraba el momento, la ocasión, ni las fuerzas... Las he guardado por nostalgia, y al mismo tiempo, quizás para que tú las encontraras, en algún momento, durante alguna de tus posesivas búsquedas, en pos de aquella rival desconocida, cuyos rastros te empeñabas en notar en mi ropa, en mi corazón, o en los pequeños detalles que nos dan la vida...

Seguro que incluso tenías una lista de candidatas, entre mis compañeras de trabajo, algunas vecinas, compañeras de gimnasio, de estudios... Y por eso, por empeñarte en buscar tan lejos, ni siquiera la viste, aunque tantas pistas apuntaban hacia ella... Las veces que nos íbamos juntos de paseo, al Retiro, al Juan Carlos 1º... Cuando nos acompañaba al cine o al teatro... Durante las vacaciones de verano, en Asturias... En Nochevieja... En las fiestas de cumpleaños...

Dicen que el roce hace el cariño... y supongo que tienen razón, porque eso es precisamente lo que nos ha pasado... a los dos... y así me enamoré también de ella... de tu hermana pequeña... Y ahora, me siento mal, puesto que seguramente te empeñarás en re-escribir toda tu vida, conmigo... en poner en duda mis sentimientos, mi amor por ti... y también querrás sospechar de cada momento que he pasado con ella, a solas... Sé que es muy difícil admitirlo... por eso te dejo sola... llorando... con el triste puñado de cartas...

Porque tampoco me atrevo a decirte que, por el amor que los dos sentíamos hacia ti, hemos sacrificado nuestros sentimientos, nuestros sueños... Que, amándonos con locura, jamás nos hemos amado realmente, para no traicionarte... Y que, por no sufrir viéndonos juntos, ella decidió irse... Pero, de todas formas, yo no podía seguir así, por más tiempo...
 
Y por eso, me vuelvo a la cama, y te dejo a solas, releyendo aquellas cartas, cuyas palabras recuerdo de memoria, y en las que me sentí amado... por una mujer que, de alguna forma, era una prolongación de ti misma... 

Puesto que, no en vano... mi gran amor ha sido siempre... tu hermana...
 

LA ESCAPADA DEL QUINCE DE MAYO

¿Quién puede juzgarles, cuando solamente han perseguido un sueño? ¿Acaso tú puedes realmente, después de tantos días, horas, semanas y meses... después de tantos sentimientos descubiertos, en lo más profundo de sus corazones, y que de repente han subido a la superficie, de un día para otro... acaso puedes tú sentirte moralmente superior, y condenarles?


Es cierto que al principio, todo fue una historia de amor virtual, nacida en la red, a través de una amiga, por lo tanto, hija del azar... y quien sabe, si del destino... ¿Dos almas antiguas que se vuelven a encontrar? Creo que es la única explicación válida, sin importar que decenas de películas, miles de canciones, y quién sabe cuántos libros o poemas, puedan servir de pretexto... Pero también para estos dos amantes, como tantos otros anteriormente, y otros muchos después, sólo existen sus sentimientos, el hecho de descubrir tantas cosas en común, que les parece imposible no haberse encontrado antes, hasta aquél periodo en el que la vida no les ofrece, por desgracia, otro camino que el de permanecer fieles: a su familia, a los convencionalismos, a las comodidades, a sus parejas, a sus amores, a sus deberes... y a todas las pequeñas cosas que forman la rutina...


Sin embargo, en su imaginación, ellos son libres... y también, en la web...Es cierto, él es más viejo que ella, seis años nada más, y trabaja en un centro para niños especiales: con enormes cantidades de amor, de juegos, de actividades al aire libre, consigue, muchas veces, devolverles las ganas de vivir... Los niños proceden, casi todos, de familias destruídas, en las cuales la violencia, el sufrimiento, la desesperación, han sembrado de tristeza su vida, borrándoles, para siempre, la sonrisa... Él está casado, tiene una hija de veinte años, una casa medio pagada, y una mujer a quien no está muy seguro de seguir amando... Se llama Valentín, vive en Toledo, y nació un catorce de febrero, una explicación más que suficiente para su carácter tan especial, una peligrosa mezcla de pragmatismo... y de romanticismo...

Ella se llama Valentina... y también por casualidad, ha nacido un catorce de febrero... Trabaja en París, en una oficina que es a su vez una filial de la BNP, en el departamento jurídico... Valentina dedica por lo tanto, casi toda su jornada al estudio de ficheros, informes, facturas, exponiéndose al mismo tiempo a mil tristezas y desesperaciones... Cuando sale de la oficina y vuelve a casa que comparte con su marido (un prestigioso cirujano... pero un esposo y un amigo mediocre) y con su gato. Su hino, Adrián, está terminando el instituto en Suiza...

En efecto, son tan parecidos, pero al mismo tiempo tan distintos, que el hecho de encontrarse eram sobre todo, una cuestión de tiempo... Valentín y Valentina... Sin embargo, fue la sobrina de Valentín quien les puso en contacto, a través del caralibro... María, diecisiete años, fan de Pink Floyd y de Nino Bravo, con dos canarios (Tweet y Tweety), y una tortuga (Burocracia), también es una romántica empedernida: ella tiene la "culpa" de esta relación ilícita, que empieza a dar frutos desde el intercambio de las primeras fotos, de las primeras canciones.. "Señor, es cierto que tiene unos ojos preciosos", piensa Valentina... "Podría enamorarme de esa sonrisa", afirma Valentín... Y después de los ojos y la sonrisa, vino el resto: los brazos, las orejas, la pequeña nariz de Valentina, pero sobre todo, ese aire de eterna adolescente... y la cara, las manos, de Valentín, con ese aire de rufián un poco envejecido...

Al principio, sus conversaciones eran completamente intrascendentes, sobre literatura, cine, deportes, ocio... pero lentamente, sin darse cuenta, descubrieron sus pasiones comunes: el mar... la literatura... y después, el amor... ¿Quién se acuerda, realmente, del comienzo de una relación? ¿Del momento en que una amistad sincera se convierte, realmente, en el principio de un amor? De cualquier modo, ni Valentín ni Valentina se dieron cuenta... hasta el momento en el cual Valentín empezó a sonreir, en su trabajo, cada vez que recordaba su cara... o cuando Valentina se da cuenta de que su humor cambiaba cada tarde, según se acercaban las siete... pensando en entrar en el caralibro y en mandarle el pequeño y absurdo mensaje: "¿TAS?", para que él respondiese "TOI"...

Al final, Valentín aceptó que ese extraño sentimiento que le obligaba a sonreir, a soñar, a olvidar pequeñas cosas, tenía sin embargo un pequeño nombre muy fácil de recordar: amor... Se había enamorado de ella, pero no era esa sensación imperiosa que había destruido su corazon tantas veces... ni mucho menos... Era más bien esa complicidad, nacida de la experiencia, de la desilusión, de las pequeñas decepciones cotidianas... Le tocaba a él, por lo tanto, efectuar el primer movimiento, expresar lo que sentía con un "Valentina, sabes... creo que me he enamorado de tí... de tu carácter... de tu personalidad... de tus ojos... Me fascinas..."

¡Dios mío, lo largos que fueron aquellos minutos, antes de obtener su respuesta! y esta fue: Yo también... Al menos, ella respondió con prudencia, pues se trataba evidentemente de una situación muy complicada... Es cierto que Valentina ya no era feliz con su marido, que la relación atravesaba un momento especialmente complicado... Y que lo mismo podía decirse de Valentín... Siguieron por lo tanto con su amistad, con las canciones, los mensajitos, como los adolescentes que, habiendo superado el momento más difícil, saben que el resto del camino será más agradable y placentero... Las palabras más complicadas ya habían abandonado sus labios, y el resto del camino sería más fácil, pues los sentimientos más complicados ya habían sido expuestos bajo la luz de la Razón y la Tradición, de la Moral, de la Dignidad...pero sin resolver por ello sus problemas, ni modificar su vida... y dependiendo, cada día un poco más, de los mintutos arrancados al sueño para estar juntos...

Algunas semanas después, Valentín lanzó la bomba: "¿Y si nos vemos en San Sebastián? Es una ciudad maravillosa... Solamente un viaje cortito, ida y vuelta en el día, con un billete low-cost... Piensa en ello, sería una forma muy hermosa de reconocerse..." Decir que Valentina se sobresaltó al leer aquellas líneas, sería quedarse corto... si bien es cierto que la idea no carecía de atractivo... De todas formas, respondió: "¿Estás loco? ¡Es cierto, los dos estamos casados... pero cada uno con su pareja, y no entre nosotros!"... Mas pese a todo, la idea empezaba a gustarle...

A principios de abril, con los primeros atisbos de la primavera, las primeras flores aparecen en el Bois de Boulogne, más o menos el mismo día que Valentina decide que está hartta de su marido (que la ignora), de su hijo (siempre ausente), de su jefe (un auténtico imbécil... característica al parecer muy común)... Y por todo ese conjunto de razones, Valentina le envió un mensaje a su enamorado: "¿Podrías reunirte conmigo en San Sebastián, el quince de mayo? Ya te he comprado el billete, y te lo he mandado por mail, los dos llegaremos a las ocho de la mañana... Y volveremos a nuestras vidas con el de las diez y media de la noche... El resto del día, lo pasaremos juntos..." Os podréis imaginar su respuesta, ¿no?... "Allí estaré..."

Los días pasan, lentos, grises, aburridos, salvo los momentos, más bien las horas, que pasaban hablando de todo y de nada, de la extraña sensación de conocerse desde hace mucho tiempo, en otra vida, de la impresión de haber vivido y envejecido juntos, quién sabe... Dos almas gemelas que se vuelven a encontrar, una vez más...

Y el decimoquinto día del mes de mayo, San Isidro para más señas, llegó finalmente para Valentín y Valentina... Al principio, la situación era ligeramente cómica, pues ninguno de los dos se atrevía a acercarse demasiado al otro... Fue por lo tanto un intercambio de miradas, los dos con un extraño brillo en los ojos, mas al final, fue Valentina quien se acercó a él, besándole en las mejillas, y diciendo: "Pareces mucho más joven con esa luz..." El día era magnífico, la ciudad se había engalanado para los amantes, y el sol lucía espléndido... en los ojos de Valentín... y de Valentina...

Fue un día memorable, caminando de la mano, a lo largo de la Playa de la Concha, mirando escaparates, admirando el encanto señorial de las tiendas de lujo, el ambiente decadente de algunas tabernas, bebiendo "txiquitos" y disfrutando de la gastronomía local... Y buscando refugio en una encantadora pensión, que ambos conocían de otro viaje, durante varias horas de una tarde de primavera... Hace años que ninguno de ellos se desnudaba delante de otra persona, pero entre caricias, y besos, terminó en el suelo la última prenda de ropa... Y buscaron refugio entre las sábanas... Amándose como si no hubiera un mañana, pero a la vez, como un regreso al pasado... Y terminando su aventura bajo la ducha, para después secarse con mimo el uno al otro, y en aquél momento, recuperar el pudor... Dos almas gemelas que, habiendo tocado el paraíso durante doce horas, tenían que separarse una vez más... con un beso en los labios, en el último momento... y el recuerdo del cuerpo del otro en sus brazos, del calor de su piel, para el resto de sus vidas...

¿Quién puede entonces juzgarlos, por su pequeña escapada hacia el País Vasco? ¿Quién tiene el derecho de establecer los límites de la moralidad? ¿Y si por esas horas de comunión, de intercambio, han conseguido equilibrar sus universos? ¿Si con esta comunión de las almas entre las sábanas, han fortalecido, para siempre, su amor? Es cierto que todavía son jóvenes, y que se reunirán otras veces, en París, con la familia, pues Valentín se acuerda de las crépes que ha comido hace más de veinte años, al pié de la Torre Eiffel... Quién sabe, igual sus hijos se hacen amigos... Y ellos seguirán hablando, de todo y de nada, en la web...
Pero siempre se acordarán de aquella escapada del quince de mayo... de ese día perfecto que han compartido en una ciudad maravillosa: San Sebastián... y de haber confirmado que las almas antiguas pueden, a veces, volver a encontrarse...

UN PEQUEÑO VIAJE DE NEGOCIOS...


Nunca he tenido demasiados problemas en contar historias, y precisamente hoy, cuando estamos solos por última vez, no tiene demasiado sentido el que me ande con remilgos, ¿verdad? Los putos convencionalismos, el "qué dirán", siempre ahí, siempre pendientes, dispuestos para exterminar cualquier sentimiento poco "ético", poco "correcto"... y si a continuación metemos la "moral", soy capaz de vomitar...


Tantos años juntas, tantos viajes, tantos cines, tantas experiencias, tanto trabajar juntas en la misma empresa... y al final resulta que es contigo con quien he pasado algunos de los mejores momentos de mi vida... Pero tú solamente me has visto como amiga... Y yo a tí... al menos, hasta esta noche... Supongo que es algo que tenía que suceder, ¿verdad? Y no me arrepiento de que haya sucedido precisamente esta noche, cuando hemos tenido que coger la única habitación de hotel que estaba libre... y era precisamente una con cama de matrimonio... Y chimenea... Por supuesto, ninguna de las dos pensaba que algo podría llegar a suceder entre nosotras, que pasamos la adolescencia compitiendo por los mismos chicos, por las mismas ropas, los mismos sueños... Y aquí estamos las dos, mientras tú duermes desnuda entre las sábanas, y yo te contemplo desde el balcón abierto... Creo que nunca antes una mujer me había parecido tan hermosa como tú, juego de luces y sombras sobre las sábanas... Quisiera que esta noche no terminase nunca... pero dentro de pocas horas regresaremos a la rutina, al trabajo, a nuestras "pequeñas familias perfectas", incluyendo hijos, perros y gatos... y lo que hemos compartido será un sueño de una noche de Otoño...

Las negociaciones para conseguir la nueva cuenta de publicidad nos llevaron más tiempo del que pensábamos, y al final resultó que no era posible volver a Madrid en el día... El cliente, una importante marca de cosméticos, deseaba a toda costa que le expusieramos la nueva imagen de la empresa, los nuevos espots sobre los que llevabamos tanto tiempo trabajando (casi tres meses), durante una comida "informal" en su oficina, que trajeron directamente desde el mejor restaurante de la ciudad... Al final, lo conseguimos, incrementando nuestro porcentaje de beneficios... Y tú te empeñaste en celebrarlo "a lo grande", aprovechando los tratamientos especiales de relax y belleza del hotel... aunque eso implicase asaltar literalmente la sección de bikinis del centro comercial, y comprar al mismo tiempo ropa interior, camisones, medias, cepillo de dientes...

Después de una jornada tan intensa, fue una auténtica maravilla el meterse en la serie de piscinas que, durante una hora y media, configuraban el circuito termal... y con las distintas temperaturas, burbujas, efectos, yo iba notando que desaparecía el cansancio de mi cuerpo... y del tuyo... pues incluso eso se nota siempre en tus inmensos ojos negros (y tu pelo rubio), que representan un contraste tan grande con mis ojos verdes (y mi melena negra)... Tal vez por eso funcionamos tan bien en equipo, porque nuestra personalidad, nuestra inteligencia, se ve potenciada cuando la gente se guía solamente por nuestra belleza... Vale, es cierto, con tanto tiempo viendote a mi lado, con ese exiguo bikini que tan poco espacio dejaba a la imaginación, yo me preguntaba si llevarías las ingles brasileñas, o las integrales... Ahora lo sé... Pero fue sobre todo durante el masaje con chocolate tibio, cuando nos desnudaron a las dos sobre las camillas, separadas escasamente por un biombo de lino, y mientras notaba esas manos de mujer que recorrían mi cuerpo sin vergüenza ni tabúes, pero al mismo tiempo sin un ápice de deseo, fue entonces cuando imaginé lo que sentiría si fueran las de otra persona, las de mi marido... o las tuyas...

Lo único malo de ese tipo de masaje, es que después se hace imperiosamente necesaria otra ducha... y un cuarto de hora en el jacuzzi, de agua caliente, contigo bien cerca... Y subimos a la habitación... Alguien, después nos enteramos de que fue el cliente, ha pensado en obsequiarnos con un pequeño aperitivo, con jamón serrano, distintas clases de quesos, de embutidos, y una botella de excelente cava catalán y otra de vino de Rueda, y un cesto de fresas... Como las adolescentes que en el fondo seguimos siendo (aunque con algunas patas de gallo, vale, y alguna pequeña estría por los embarazos), no nos molestamos en vestirnos, el albornoz, ligeramente perfumado con el olor de la canela, nos parece suficiente ropa... Acercamos la mesita a la cama, y nos tumbamos sobre ella... Desde allí, vemos el paisaje exterior, algunos pinos, los prados, las colinas más allá, y en el horizonte se perfilan las primeras estrellas... Entre risas, recordando viejos momentos, otras situaciones, otras personas, vamos comiendo tranquilamente, aquella noche cenaremos en la habitación, no hay prisas, estamos relajadas... Todo empezó con las fresas... bueno, y con el vino... afrutado, con ese deje rústico, cálido, suave... que tan bien pegaba con el surtido de ibéricos... Nosotras, que no solemos beber, disfrutamos gustosamente con lo que se nos ofrece... Pero cuando llegamos al cava... y a las fresas...

Al beber, te atragantas, a media carcajada... y el cava, brillante, espumoso, empieza a correr entre tus senos, estás tumbada boca arriba, con el albornoz blanco escasamente ceñido sobre la cintura... Y algo has visto en mi mirada, algo has sentido en mi interior, y en tu interior, latiendo, palpitando, pues suavemente has inclinado mi cabeza sobre tu pecho, orientandola dulcemente para que pudiera beber el cava derramado... Y así lo hice, sin pudor alguno, como si fuera lo más natural del mundo entre dos amigas que llevan toda la vida juntas... Pero no nos quedamos allí, mis labios, sedientos de tí, han ido apartando los pliegues de tu albornoz, hasta dejarte, desnuda, anhelante, ligeramente nerviosa sobre la doble capa de la gruesa colcha, con tu cuerpo bañado por la doble luz del fuego y de la luna y las estrellas... Tu cuerpo jamás me ha parecido tan hermoso, quizás porque aquella noche, no te miraba solamente como una mujer, sino como una amante... Pero antes de hacer cualquier otra cosa, te has asegurado de dejarme también a mí, desnuda, tendida a tu lado, convertida en una maraña de deseos, de pensamientos, de ideas... Y especialmente, con hambre de sentir, de experimentar...

Durante unos minutos, simplemente nos mirábamos, sin hacer nada, comparando, quizás, de manera incosciente, las diferencias, y los parecidos, entre nuestros cuerpos, las huellas que había ido dejando en ellos el tiempo, la cicatriz de mi apéndice contrasta fuertemente con la de tu rodilla (ese menisco cruzado...), alguna que otra estría del embarazo de Pablito... Incorporándote levemente, mi 85-B se queda pequeña frente a tu 100-B, y entonces eres tú quien, con ese brillo tan especial en los ojos, viertes un reguero de cava desde mis pechos hasta mi monte de venus (aquella noche, sobre todo, me alegré de haber hecho caso a mi marido, depilándome por completo)... y en cuanto empecé a sentir tu lengua, tus labios, tu boca entera sobre mis pechos, y mil roces y caricias, creí enloquecer, no solamente por lo que me estabas haciendo, sino por quién eras, por todo lo que representabas para mí... Y llegaste a mi monte de venus, y empezaste a escalarlo, lenta y concienzudamente, vertiendo ocasionalmente unas gotas de cava, que se abrían paso hacia dentro, y se mezclaba con mis orgasmos... hasta que finalmente, con una brutal erupción y un poderoso gemido que intentaste vanamente de contener entre mis labios con tus dedos, descansé unos minutos...
Antes de empezar a amarte...

Ha sido una noche mágica, especial, dos amigas, dos viejas amigas, que descubren, juntas, que todavía les queda mucho camino por delante, muchas cosas por hacer, por sentir, por experimentar... Jamás, insisto, Jamás he gozado con ninguna otra persona como durante estas horas... He recorrido tu cuerpo, cada centímetro, con la lengua, con los labios, he bebido en tu copa el cava, hasta que se termiñó... y con la precaución de no manchar mucho, he derramado sobre tí un chorro de chocolate tibio, desde tu mano derecha hasta tu pie izquierdo... y mi lengua, juguetona, no ha dejado nada... Y he repetido.... Han sido varias horas, de juegos, de caricias, de explorar con todo el cuerpo y con toda el alma, el cuerpo y el alma de otra mujer, entre besos de mariposa, y besos largos, profundos, febriles, ansiosos... y algún que otro chupetón difícil de justificar, me temo...

Y tú duermes... y yo desearía poder acurrucarme a tu lado, y disfrutar de tu cuerpo,, y detener el tiempo, y congelar la noche, para volver a disfrutar otra vez de tí... Y tú de mí... No, no quiero dormir, quiero memorizar cada lunar, cada minúscula arruga, trazar el mapa de tu ser... Pues tengo miedo de que estas horas doradas desaparezcan... Pero mejor dejo ya de pensar...

Acabas de abrir los ojos, y me has mirado, y la magia reside en tu ser... Y me tiendo a tu lado... Mientras mi cuerpo, desnudo, se funde con el tuyo, bajo las sábanas... Y las dos tenemos la misma sonrisa cómplice... porque nos hemos dado cuenta de que hoy es sábado... y realmente el mundo no se va a parar porque nosotras dediquemos algunas horas a estar juntas... a disfrutar de nosotras... de la sauna, de la cura de relax, del circuito termal... y hasta el domingo por la tarde (una de las primeras cosas que hemos hecho esta mañana ha sido ampliar la estancia) todavía nos queda mucho tiempo para el placer... Pues posiblemente, nadie hay mejor para saber dar placer a una mujer... que otra mujer... Y por eso mismo, sin haber dicho ninguna palabra (¿los pequeños gemidos de placer se consideran palabras?), tenemos bastante claro que ocasionalmente, lo dejaremos todo atrás, para realizar un pequeño viaje de negocios... y seguir explorando... los mundos de Safo...

LA MENTIRA DE LOS VIEJOS AMIGOS

Mi corazón pierde el ritmo cuando estás a mi lado, cuando me miras de ese modo tan especial, con tus ojos a medio camino de la risa y las lágrimas, tus increíbles ojos de gata, tan dulces cuando quieren, tan amargos cuando piensas que nadie te observa, pero es tan difícil no seguirte a todas partes, amor mío...

Has entrado en mi vida poco a poco, a través de una amiga, y comenzamos a escribirnos, a intercambiar ideas, canciones, confidencias, sueños, ilusiones, pero también, imposiciones, tristezas, obligaciones... Con tantas cosas en común, era invetitable mezclar los límites del amor y la amistad...


Sin habernos visto nunca, sin haber hablado ni siquiera por teléfono, hemos compartido mil confidencias, a través de las horas, de los minutos, casi eternos... Dos almas antiguas, insisto, que se han vuelto a encontrar, en un momento tan especial de nuestras vidas, en el cual el ser y el tener intentan compensarse, sin importar las formalidades, ni el tiempo, ni la distancia... ni siquiera el amor...

¡Por supuesto, el amor! Nuestro mayor, y más grande enemigo.. En este campo, nos quedamos en tablas: una tremenda facilidad para enamorarnos con una sola palabra, con un gesto, de un perfume, de una idea, de una imagen, en cualquier caso, de una persona que posiblemente no exista fuera de nuestra imaginación, de nuestra infinita necesidad de remontarnos hacia la absoluta eternidad del amor...

Nosotros, por lo tanto, estamos escarmentados con ese sentimiento que arrasa el planeta, tenemos por lo tanto que contentarnos con una amistad a toda prueba, sincera, en la que no haya espacio opara otra cosa, que para la necesidad de exponer nuestras almas, casi desnudas, la una frente a la otra... Sintiendo al mismo tiempo esa comodidad de los viejos amantes que, habiendoselo dicho todo, habiendolo visto todo, no tienen ya nada que ocultarse...

El gran problema, es que nuestros corazones son demasiado grandes, enormemente grandes... Y esa necesidad de sentir, de amar, que se encuentra parcialmente insatisfecha por nuestras parejas respectivas, comienza a destilar el poderoso veneno de la fruta prohibida... Para nosotros, es el amor... Y comienzo a sonreir como un adolescente cuando recibo tus mensajes, cuando pienso en tí, cuando tus ojos, increíblemente profundos y bellos, me miran desde la pantalla...

¿Cuánto tiempo seré capaz de mantener esta estabilidad, tan necesaria? ¿Cuándo tendré que admitir, delante de tí, o de mí mismo, que ese "estatus quo" lo he roto hace tanto tiempo? ¡Dios mío, cuando dos personas se conocen tan bien, es incluso peor! Por lo tanto, supongo que tendremos que refugiarnos en la vieja mentira: te quiero mucho, pero solamente como amiga/o... si bien en mi corazón, me tienes totalmente hechizado...

lunes, 19 de marzo de 2012

DICE LA NIÑA CLAUDIA...

Dice la niña Claudia, que nunca te fíes de sus profundos ojos negros, que no te reflejes en ellos, que no busques en su abismo la respuesta a tus preguntas...
Dice la niña Claudia que nunca roces su negra melena, que no te atrevas a deslizar por ella tus dedos, porque atrapará tu alma entre sus redes de sueños...
Dice la niña Claudia que no sigas la recta línea de su nariz, perfecta, diminuta, proporcionada con el resto de su cuerpo, pues te indicará el camino al averno...
Dice la niña Claudia que nunca te fijes en sus turgentes labios, que no los roces ni con la mirada, pues confluye en ellos el elixir de miles de universos...
Dice la niña Claudia que no sigas jamás la curva de su cuello, que no aspires el aroma a Nenuco en su nuca, que no sueñes con otros lugares y aromas de su cuerpo, porque jamás volverás a oler nada igual...
Dice la niña Claudia que no deslices tus ávidos ojos por sus suaves hombros y sus largos brazos, que no pienses en rozarlos con la yema de tus dedos, ni en sentir la caricia de su suave vello, pero sin embargo, lo haces...
Dice la niña Claudia que te alejes de sus manos, de sus largos y torneados dedos, que reposan en su regazo mientras habla, como dos pájaros prisioneros, pues conocen los secretos de la alta magia, y recrearán para tí lo círculos del infierno...
Dice la niña Claudia que apartes la mirada de sus pechos, tan firmes a la vez que pequeños, perfectos incluso en los más mínimos detalles, incluyendo el lunar en el seno izquierdo, que viste una vez y maldice tus sueños...
Dice la niña Claudia que no te pierdas en su pequeño ombligo, por el cual se desliza, perezosa, una gota de sudor, que igual que le dió la vida, puede arrebatarte la tuya, al mantener tu corazón preso...
Dice la niña Claudia que no sueñes con sus firmes caderas, sus hermosas nalgas y su "lugar secreto", pues las puertas están cerradas para todos menos para uno, y posiblemente no serás nunca tú...
Dice la niña Claudia que no acaricies sus hermosas, largas y firmes piernas, que no te fijes en sus pies pequeños, y no imagines recorrerlas ni siquiera con una pluma, ni seguir sus curvas y rectas, porque no son tuyas....
Dice la niña Claudia que seas paciente, que tienes 30 años, y ella no llega a los 18... Dice la niña Claudia que te quiere, pero todavía no lo suficiente... Dice la niña Claudia que la esperes un poquito más, mientras se adueña de todo tu cuerpo, corazón y mente...