sábado, 16 de junio de 2012

MEMORIAS DE LA PIEL MOJADA...

El agua cae, lentamente, sobre tu cuerpo de eterna adolescente, y miras, si verlas realmente, las grandes gotas de agua casi hirviendo, que te apasionan, porque ellas te hacen sentir tan viva, mas sobre todo, tan completamente libre, tan diferente...
No puedes concebir, tras un día completo con tus monstruitos, pero también con sus padres, nada mejor que tu ducha, diseñada a medida, en una esquina del baño, con sus chorros de vapor que acarician tu cuerpo como un amante infiel...
Por eso, comienzas a olvidarte de todos los pequeños problemas, de los inconvenientes de vivir en París, de ir en bus o en metro, y muchas veces, el cansancio es tan grande cuando vuelves a casa, que solo te apetece desaparecer en tu cálida tormenta cotidiana... Después de diez minutos, la espalda ya no te duele tanto, y la tensión desaparece de tu espalada, de tu cuello, y empiezas a lavarte, de la punta de la nariz a los pies, tocando, acariciando tu cuerpo,
como si las manos no te pertenecieran, sino a tu amante desconocido... Es cierto, eres una mujer muy femenina, pero también muy sensual, y no puedes concebir la vida sin el amor, la pasión y los sentimientos,
Terminas de ducharte, exponiendo tu cuerpo de eterna reina adolescente, a las ardientes caricias del agua helada, durante tres largos minutos... Por eso, saltas fuera de la ducha, para envolverte con la toalla caliente, hoy blanca, mañana amarilla, y luego, quién sabe... te secas suavemente, placenteramente, es casi una larga caricia íntima, y esa desconocida, que te observa desde el espejo empañado, te hace sentir un poco incómoda...
Tu marido está fuera, como siempre, toda la casa te pertenece, bueno, a ti y al gato, pero ahora estás tan cansada, tan hastiada, que apagas la luz, y vas al dormitorio, retiras la manta, y te deslizas, desnuda, entre las sábanas de algodón blanco, y te duermes...

Después, más tarde, volverás al mundo de los vivos, a las presiones, prepararás algo para cenar, te ocuparás del gato, del marido, de los niños, pero de momento, eres libre, y te olvidas
del mundo entero, sumergida en tu cálido universo, tan caliente, de la infancia...

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